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Gaceta de La Solana

104

Colaboraciones

H

e participado como ponente

sobre “La caminería en torno

a Alhambra” en las jornadas

que, sobre la época medieval, se desa-

rrollaron en el tan animoso como an-

cestral municipio laminitano. Como la

cercanía con La Solana es evidente y la

historia sostiene largas presencias y de-

pendencias de nuestro pueblo con res-

pecto al alhambreño, me he procurado

el amparo del bien guarnecido paraguas

histórico de Laminium/Alhambra para

explicar algunos apuntes que se des-

prenden de la interrelación entre las dos

localidades.

Contó Laminium/Alhambra, como

parte de su atribulada historia- en

tiempos del emperador Antonino Seve-

ro -211 a 217 d.C-, con el paso por su

“oppidum” de ¡tres! de los 34 itinerarios

oficiales en que se reconoció y condujo

la tracería viaria y caminera de toda la

Hispania romana. Recogían los Itine-

rarios de Antonino hispanos, desde su

inicio y lugar de origen hasta el de su

llegada, de una detallada compilación

de las “mansios” para el pernoctar segu-

ro de los viajeros y su impedimenta, y el

añadido de las distancias que separaban

a éstas entre sí expresado en millas ro-

manas (una milla=1.480 metros).

Puesto que las jornadas camineras a pie

en nuestra llanura alcanzaban al me-

nos las treinta millas diarias (45 km),

se disponía entre “mansio y mansio- de

unas necesarias y reparadoras casas de

posta o “mutatio” donde poder calen-

tarse, refrescarse, comer o guarecerse

durante el tránsito. Disponían éstas de

la posibilidad de alquilar, cambiar, he-

rrar o dar pienso a las caballerías en el

“stabulum”, y se les exigía por parte del

“curator viae”, que las susodichas “mu-

tatio” estuvieran intercaladas cada 10

millas romanas (unos 15 Km); estan-

do –preferiblemente- situadas en altos,

visibles y bien venteados lugares; con

algún manantial, pozo o fuente de agua

dulce; sin charcas ni cenagales y con

escorrentías o aliviaderos naturales. Se

las dotaba de caserío para cobijar a los

transeúntes y de una modesta torre vi-

gía para el control remoto del tránsito,

amén de una sencilla “caupona” o “ta-

berna” donde poder ofrecer al cami-

nante algún trago o bocado.

Como quiera que alguna de estas “muta-

tios” estuviera, además, incardinada en

algún oportuno cruce viario provocado

bien por los accidentes geográficos, o

por el paso de vías pecuarias, o también

por los atajos que acortaban en distan-

cia y tiempo las jornadas camineras, se

les concedía el beneficio oficial tanto del

aumento de la relevancia de estas párvu-

las “mutatio” como de la dignidad de su

presencia registrada en los itinerarios,

ya fuese en las cercanas “Viae vicinalis”

y fuera del registro pretorial romano,

como en de las consignadas “Viae Publi-

cae” oficiales. Es de suponer que a estas

horas ya habéis adivinado que, a través

de la infra historia, hablo del origen ro-

mano y remoto de La Solana.

Con un pozo o fuente…

Situada a 10 millas romanas (15 km) al

Oeste –hacia Emérita- de Laminium/

Alhambra; en un otero vigilante, alto

y bien venteado; con un pozo o fuente

que muchos años después daría nom-

Apuntes sobre la infrahistoria de La Solana

Ermita de San Sebastián, monumento histórico-artístico