

Gaceta de La Solana
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Reportaje
mismo año arrancaron con los idiomas,
especialmente con el inglés. “Llegamos
a tener dos o tres aulas para mecanogra-
fía y otras tantas para teoría”.
Los cursos con
financiación pública
Los cursos de formación propios co-
menzaron a mezclarse con los oficia-
les, muchos auspiciados por el INEM
(Instituto Nacional de Empleo). La Ad-
ministración necesitaba formar a sus
ciudadanos, también a sus parados, y
echó mano de las academias privadas.
“Las academias hemos sido la batuta de
las instituciones”. No oculta que hubo
años magníficos para negocios como
el suyo con el tema de los cursos for-
mativos. Informática Alhambra creció
en parte gracias a ello, pero también a
una estrategia empresarial de constante
evolución.
El año 2007 está en la mente de todos
los empresarios. Fue la cumbre de las
vacas gordas. “Facturamos 150.000 eu-
ros” –afirma Pedro Miguel-. Su empresa
se nutría de aquella locura económica y
consumista. Había dinero público para
formación y las familias de a pie no re-
paraban en gastos pagar cursos o ad-
quirir equipos domésticos. Pero, como
un escalador, tras hacer cima llega la
bajada. Más que bajada, caída, y fuerte.
“En 2008 llegó el batacazo, bajamos las
ventas y el número de alumnos y sólo
facturamos la mitad del año anterior”.
Reinventarse constantemente
La travesía del desierto de Informáti-
ca Alhambra ha sido dura, como la de
tantas otras empresas. Sin embargo,
Pedro Miguel Alhambra reconoce que
han podido capear el temporal, ese
temporal que se ha llevado por delante
a tantas PYMES. “Nunca hemos parado
de inventar y de diversificar el trabajo,
por eso hemos sobrevivido”. He ahí la
clave de muchos pequeños negocios:
reinventarse constantemente y utilizar
las nuevas tecnologías. Los medios de
comunicación, Internet y las redes so-
ciales se herramientas decisivas, más
que nunca, para promocionarse y ven-
der. “Nos ha conquistado el ordenador
y no podemos vivir sin él, tanto a nivel
particular como profesional”.
A día de hoy, Informática Alhambra
mantiene su centro de formación en
la calle Calero, que continúa siendo un
hervidero de gente todos los días, ade-
más de una tienda de venta de produc-
tos en el local original de la calle Feria.
La crisis ha quedado atrás, pero más
en la mente que en el bolsillo. “Intento
aceptar la crisis y verla como algo nor-
mal porque sino te vuelves loco”. Dos
décadas después de arrancar y tras el
socavón de la susodicha depresión eco-
nómica, la veterana empresa solanera
vuelve a crecer, despacio pero con so-
lidez. En estos veinte años han pasado
por sus aulas unos 5.000 alumnos de
diferentes edades y en distintas áreas.
Niños, jóvenes, adultos… Y también
se cuentan por docenas los puestos de
trabajo directos creados durante este
tiempo. La plantilla de Informática Al-
hambra se mantiene en torno a los diez
empleados, entre docentes y personal
administrativo.
El objetivo es mantener el nivel y, a ser
posible, mejorarlo. En todos los senti-
dos. “La motivación y las ganas siguen
estando ahí” –sostiene Pedro Miguel
Alhambra-. *
Equipo actual de profesionales de Informática Alhambra