Gaceta de La Solana
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Reportaje
Lobilleras en 1913, mujeres y niñas.
Lobilleros en 1913, hombres y niños.
Lobilleros de hace un siglo
L
as raíces de los solaneros en la al-
dea de “El Lobillo” son más que
centenarias. Las fotografías que
rescatamos en este número de GACE-
TA nos sitúan hace justo un siglo. Se
publicaron en la revista “Vida Manche-
ga”
el año 1913. Por entonces, la aldea
ya estaba poblada prácticamente por
solaneros y su alcalde pedáneo era Juan
Alfonso García de Mateos, a pesar de
que pertenecía al término municipal de
Argamasilla de Alba.
Durante muchísimos años, esas fami-
lias residían amplias temporadas en el
poblado, a menudo durante varios me-
ses seguidos, tiempo en el que se dedi-
caban a cultivar sus tierras y también a
cazar, ya que allí contaban con casas, no
las normales de campo para las quinte-
rías, sino edificaciones similares a las
que tenían en La Solana como residen-
cia habitual. Incluso organizaban una
fiesta anual.
En estas viejas fotos de hace cien años
aparecen, por un lado, 25 mujeres y
niñas, y por otro 33 hombres y niños,
lo que deja clara la relación de tantas y
tantas familias solaneras con este popu-
lar paraje, donde ya tenían sus raíces a
principios del siglo pasado. *
Paulino Sánchez Delgado
(Cronista Oficial de la Villa)
LA FIESTA DE 1949
En una información aparecida en el año
1949 en el diario provincial Lanza, se ha-
blaba de la celebración de la fiesta de aquel
año en El Lobillo, señalando el número de
solaneros que pasaban en la aldea la mayor
parte del año: “
Allí no menos de ciento cin-
cuenta vecinos que por su constancia van
dando origen a un nuevo municipio y no está
largo el día en que tengan su escuela y ella
recoja el medio centenar de niños compren-
didos en la edad escolar”.
Añadía la crónica que el celoso párroco de
entonces, don Manuel Valls, había organiza-
do a lo largo de varios años unos ejercicios
espirituales, tras los que se celebraba una
fiesta. Junto al párroco –dice la informa-
ción-
“marcharon otras dos celosas cate-
quistas de Acción Católica que de corazón
nos ruegan callemos su trabajo y nombres.
Hacemos lo último, pero proclamamos su
amor al prójimo y óptimos fueron los frutos
obtenidos con las de su sexo”. Faltaba agua
para sus campos y sus plegarias la trajeron;
hacía días fríos y sus rezos los alejaron;
querían albergar a Jesús en sus pechos y
sobrepasaron de 150 los hombres y mu-
jeres que lo recibieron; desean la soledad
del campo, ni envidiados ni envidiosos y
allí quedan laborando por España, sin pedir
nada para sí”.
¡
Eso es Castilla! Humilde, silenciosa, noble,
sin lujos ni cines en una palabra, muy pe-
queña a la hora de la ostentación, pero muy
grande a la del sacrificio. ¿Será El Lobillo un
relicario legado a La Solana por sus funda-
dores?. Así lo creemos y en lo firme están”.
(Lanza 25 de mayo de 1949). *
