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Gaceta de La Solana

59

Colaboraciones

ción de Aberturas y Corralrubio del Ja-

balón, mientras que más alejada de la

frontera, Daimiel se va extendiendo, al

tiempo que desaparecen Barajas y la ya

citada Moratalaz.

La Orden de Santiago se estableció

en Uclés en 1174, y el rey Alfonso VIII

le concedió el derecho de conquista del

Campo de Montiel a través del maestre

Fernando Díaz, indicando “que hiciese

guerra en el Campo de Montiel a los Mo-

ros, dándole dicha conquista por ser el

territorio tan vecino a Uclés, y tierra de

Ocaña”. Desde 1213, tras las Navas de

Tolosa, se fue apoderando de las forta-

lezas y poblaciones existentes en dicho

territorio: Eznavexore, Alhambra, Alcu-

billas, Salidiello, hasta culminar con la

toma del castillo de Montiel, que resistió

hasta 1228.

El Campo de Montiel, ya contaba con

una infraestructura procedente de épo-

ca islámica, sobre la que se estructuró

el territorio santiaguista en la ocupación

cristiana. El maestre Pelay Pérez Correa

para facilitar su colonización y pobla-

ción, concedió el fuero de Cuenca en

1243 a Alhambra y Montiel, con amplios

beneficios para los nuevos pobladores.

Al independizarse las aldeas de estas

dos poblaciones, adquirían por derecho

el mismo fuero, que se fue extendiendo

por todo el Campo.

A la vez que muchos de los primeros

enclaves del Campo de Montiel acaba-

ron despoblados (Jamila, Peñaflor, Odes,

El Finojo, Fuente la Higuera, Cernina,…),

o se convirtieron en minúsculas aldeas

(Cañamares, Torres), surgieron otros a

partir de mediados del siglo XIII, como

Torrenueva que sirvió de contrapunto a

las poblaciones calatravas de Valdepe-

ñas y Santa Cruz de Mudela, y La Solana,

que se asentó ocupando el amplio vacío

existente entre Membrilla y Alhambra.

Membrilla se extendió hacia el sur,

mientras que Alhambra no contaba con

la población suficiente para atender y

cultivar su amplio territorio, lo que se

agravó al ser castigada por varias epi-

demias. Ello favoreció que la pequeña

aldea de La Solana, surgida en la segun-

da mitad del siglo XIII fuera creciendo.

Situada sobre una colina, lo que favore-

cía su defensa y el control del territorio

adyacente, tuvo a su favor dos factores

económicos: uno que contaba con tie-

rras llanas y fértiles al oeste y al sur, lo

que le aseguró una amplia producción

agrícola, mientras que en el norte y este

disponía de zonas favorables para la

labor ganadera, con terrenos algo más

montuosos.

Estos factores, al igual que sucedió en

las poblaciones calatravas que surgie-

ron al calor de la frontera, provocaron

que su fuerte expansión y crecimien-

to, desembocara en su independencia

como villa. El villazgo lo conseguiría

entre 1468, cuando es descrita en la

visita de dicho año como “lugar”, y la

década siguiente en la que ya aparece

citada como villa en dos documentos,

uno de 1477 en la que se le concede el

derecho de construir hornos privados, si

el comendador no aumentaba el único

horno de la villa, y el otro del 18 de ene-

ro de 1478, cuando el representante del

maestre Alonso de Cárdenas, Ruy Díaz,

gobernador de la provincia de Castilla,

tomó posesión de las encomiendas del

Campo de Montiel en su nombre.

Carlos Fernández-Pacheco

Sánchez-Gil

Limites de las Órdenes de Santiago y Calatrava, en el acuerdo de 1239