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Gaceta de La Solana

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Reportaje

Perros hacinados en busca de amo

ADEPA se esfuerza por mantener la perrera municipal y la dignidad de estos animales,

abandonados y a menudo maltratados

G

abriel

J

aime

D

os días después de entrevistar a

Eva María quedo de nuevo con

ella para preparar la parte gráfi-

ca del reportaje. Me cita a las cinco de la

tarde en la salida a la carretera de San

Carlos del Valle, a la izquierda.

Hace un sol de justicia y cuarenta

grados a la sombra. Media do-

cena de jóvenes se afanan

por atender a más

de cincuenta

perros.

La mayoría enjaulados, otros sueltos. Mi

presencia altera el ambiente y los ladri-

dos aumentan los decibelios. Cada ani-

mal se manifiesta a su manera, algunos

se suben literalmente por las alambra-

das de sus jaulas. Me dicen que no me

asuste y me advierten de un olor desa-

gradable. Lo noto en seguida. La den-

sidad de ese tufo pestilente se corta

con cuchillo. Me apresuro e intento

salir rápidamente de allí con las fotos

que tengo. Vuelvo al “mundo civili-

zado” y allí los dejo con sus perros,

su calor, su ruido, su olor….

Aún les quedan unas cuantas ho-

ras más hasta acondicionar (lim-

piar, alimentar, pasear, lavar, etc) a

aquellos pobres animales. Y todo a

cambio de nada, sólo por amor

a esos canes abandonados y

a menudo maltratados por la

mano del hombre. La mayoría

seríamos incapaces de hacer

algo así; por eso creo que

tiene mucho más mérito el

trabajo sordo y ciego de esos locos y a la

vez héroes de la dignidad animal.

Estos jóvenes y un puñado de volunta-

rios más forman ADEPA (Asociación

para la Defensa de Plantas y Anima-

les), y se encargan del mantenimiento

de la antigua perrera municipal, ahora

denominada protectora. El cambio de

nomenclatura implica que se preocu-

pen por el bienestar de los perros, por

no sacrificarlos y promover las adop-

ciones y la esterilización. Todo lo con-

trario que antes, cuando el sacrificio era

lo común. Así lo cuenta a GACETA Eva

María Mulas, vocal de ADEPA.

Poco más de una docena de volunta-

rios acuden casi a diario. También hay

socios que aportan un euro al mes ó

donan comida u otros artículos. Desde

hace más de un año, trabajando gra-

tis, tapan el hueco que dejó el antiguo

conserje de la perrera. Aguardan con

paciencia la incorporación de un nue-

vo conserje, pero, sobre todo, ansían

una ampliación de la protectora. “Hay

demasiados animales (56) para el cupo

que tiene la perrera”. “Están muy apre-

ADEPA busca gente que adopte

Los voluntarios hacen un gran trabajo con estos animales