Gaceta de La Solana
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Colaboraciones
Un garbeo por los apellidos de La Solana (y VI)
M
uchos de los apellidos sola-
neros me resultaron de fácil
acceso; con algunos tuve mis
más y mis menos… y con el resto, po-
cos, sostuve un rifirrafe. Se llevaron la
palma a la opacidad más absoluta Aba-
dillo, Araque, Carnal e Intillaque; que,
perifraseando a Blasco Ibáñez, aunque
no fueron del Apocalipsis sí que han
resultado ser “los cuatro jinetes del es-
condite extremo”.
El goteo de los topónimos y gentilicios
encontrados; y el pespunteo al tresbo-
lillo de los demás apellidos, dibujan un
evidente entramado de captación re-
pobladora en nuestro pueblo de origen
norteño, entre astur-cántabro y vizcaí-
no-navarro. Lo amparan los aportes de
burletes laterales comprendidos entre
el este de Burgos y el oeste de Zarago-
za/Teruel, que encierran en una tolva
a La Rioja y Soria inclinándose hacia
Almazán y Medinaceli, para continuar
su flujo por tierras alcarreñas hacia la
serranía de Cuenca, para desde allí
-por la Almarcha- adentrarse en tie-
rras jareñas de La Manchuela hasta los
llanuras de San Clemente, Villarroble-
do y Tomelloso. De ahí a Alhambra y
La Solana; y en encarándose al sur, por
el Cristo hacia Alcubillas, Cózar y Torre
de Juan Abad se disponen a ahondarse
por el puerto de Montizón hasta pasado
Andújar.
Es de capital importancia conocer que
La Solana, desde su poblamiento, fue
un más que importante centro de tras-
humancia, tanto de su paso como del
asentamiento de su lana tras los esqui-
leos. La abundante presencia de apelli-
dos navarro-vizcaínos y riojano-soria-
nos delatan la existencia de los “artzais”
o pastores vascos, que casi con total se-
guridad serían el núcleo fundacional de
nuestro pueblo.
Nuestra villa prosperó al amparo de
guerras y pestes. Y se sostiene que la
trashumancia ganadera castellana se
protegía y seguía a la conquista militar.
¿Sería también casual –además de 60
años precoz- que en el reparto territo-
rial alhambreño de 1215 y 1217, don
Álvaro Núñez de Lara, indicase que
uno de los hitos delimitadores fuera la
“ad cannadan Beriani” antes mentada?
¿Cómo podía existir una cañada pecua-
ria cristiana en territorio musulmán?
¿O era la vieja cañada de la tribu berona
la que sirvió de marco para las que se
configuraron más tarde?
Imagino que el seguimiento de los
apellidos de origen romano, godo, ibe-
ro-vascón y romance, más los de to-
pónimos y gentilicios dará más casua-
lidades. Espero que, a quien le pueda
interesar el tema y se atreva, mi mo-
desta contribución le motive, ayude y
aclare algo.*
J
esús
V
elacoracho
J
areño