Gaceta de la Solana Nº 243 - page 31

Gaceta de La Solana
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Reportaje
me ha respondido y estoy seguro de
que confiará en este proyecto”. Disfruta
como propietario, pero también como
solanero de a pie, “dotamos a nuestro
pueblo de algo que no tenía, novedoso y
poco visto; quiero que todos los solane-
ros disfruten de esto”.
El apoyo de su familia también ha re-
sultado clave. José Araque afirma que
ha sido incondicional, entre otras cosas
porque conocen su forma de ser, “saben
que soy terco y de ideas fijas, tengo que
darle las gracias porque han luchado
conmigo codo a codo y eso te ayuda a
asumir estos retos”.
Cree que el nuevo complejo es un
ejemplo de modernidad y buen gusto.
En la primera planta se sitúa la boutique
de productos gourmet y la cafetería-bar.
Un espacio con apariencia diáfana con-
cebido como tienda y lugar de ocio y
alterne a la vez. En un lateral se sitúa la
barra, al otro el mostrador de la tienda
con los productos gourmet, jamones,
embutidos, conservas, quesos… y en
el fondo contrario a los ventanales que
dan a la plaza, una gran vitrina con una
gran selección de vinos de varias DO,
incluida por supuesto “La Mancha”. En
el centro, dos tableros a modo de me-
sas. Asegura que ofrecerán una gran re-
lación calidad-precio, tanto en la tien-
da-cafetería como en el restaurante, un
coqueto comedor para 35 comensales.
De profesión, pastor
José Araque Carrascosa es el típico
empresario hecho así mismo. El 28 de
diciembre de 1990 echó a rodar Quesos
La Casota S.L., casi un experimento tras
el intento fallido de crear una coopera-
tiva ganadera. José y su mujer, Paqui, la
maestra quesera, no han parado de tra-
bajar desde entonces. En 1996, el queso
Marantona ya logró su primer oro en el
concurso Gran Selección, iniciando un
carrusel incesante de galardones. Mien-
tras tanto, la empresa no ha parado de
crecer, primero en su domicilio de la
calle Madrid, luego en el Polígono In-
dustrial, y ahora con el salto cualitativo
y cuantitativo del edificio levantado en
la plaza.
Hostelería La Casota es un hito más
en la trayectoria de una empresa fami-
liar que comenzó de la nada. “Yo soy
pastor y por media España me cono-
cen así; siempre llevo a mi pueblo por
bandera, para eso soy un poco papista”
–dice José-.
Desde la normalidad de gente de cuna
humilde, José y Paqui han capitaneado,
y capitanean, un ejemplo de adaptación
y superación en esa jungla que es el
mundo de la empresa, cuyo mérito no
es llegar, sino mantenerse en el tiempo
con una línea de crecimiento constante.
José Araque no ha dejado el morral.
Presume de disfrutar junto a sus ovejas,
en el campo, donde creció. Quien le co-
noce, sabe que es un tipo auténtico. La
única diferencia es que ahora dirige una
plantilla de 27 empleados y maneja un
negocio que factura millones de euros.
En su pueblo, por supuesto. *
La familia Araque el día de la apertura.
Los cocineros en plena faena.
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