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Gaceta de La Solana

38

Reportaje

G

abriel

J

aime

M

anuel López, toda una insti-

tución en la Banda de Jesús

Rescatado, lo deja tras 45

años dedicados en cuerpo y alma al co-

lectivo. Tras formar a decenas de edu-

candos, adaptar numerosas marchas y

tirar del carro en los tiempos difíciles,

se va por la puerta grande dejando una

huella indeleble. “Ha habido momentos

de todos, pero siempre te quedas con

los buenos y la amistad de los compañe-

ros”, dice a GACETA. La idea de colgar

la corneta le rondaba hacía tiempo. “He

querido retirarme en el mejor momento

de la banda, aunque llevo mucho me-

ditándolo”. Los años no pasan en balde.

“Tras un día duro de trabajo tienes que

irte corriendo a ensayar y el cuerpo no

es el que era”. “Para estar y no cumplir

no tiene sentido seguir”.

Haber nacido en la calle Convento

y tener como ‘vecino’ a Nuestro Jesús

Rescatado le inculcó en seguida un

sentimiento especial desde su más tem-

prana infancia, ligándolo para siempre

al morado de la hermandad. Las ansias

de formar parte de la banda a la mayor

brevedad le llevaron a tocar la corneta

de forma casual. “Me apunté a tambor,

pero el primer instrumento que quedó

libre fue una corneta y me propuse ha-

cerla sonar”. Entró pocos años después

de que Antonio Serrano fundara la ban-

da en 1965, cuando los ensayos se ha-

cían en un almacén que ‘El Pollo’ tenía

por La Moheda.

Tocó el ‘cornetín de órdenes’ durante

la primera etapa, que coincidió con el

estilo militar. “Éramos menos que aho-

ra y todo muy diferente”. A una escua-

dra de gastadores le seguía otra de cor-

netas largas, dando paso a las cornetas

de llaves en do-si y la percusión cerran-

do el grupo. Gracias al cornetín “¡me

pegué la mili padre!”, exclama. Tras el

campamento en León, fue destinado a

Valladolid, donde entró en la banda del

cuartel. “Le quité el puesto al cornetín

y me rebajaron de todos los servicios”.

Su mayor satisfacción era poner firmes

a todo el mundo, señala con gracejo.

Debutó en una procesión de San Isi-

dro hace 45 años, y desde entonces “no

he faltado nunca”, dice con rotundidad.

Fue un día tan especial como el último,

hace pocas semanas en la procesión

de acción de gracias a Jesús. “Fue algo

grande cuando la banda fue a mi casa y

tocaron una marcha en la puerta”. Ma-

nolo no daba crédito mientras se ajusta-

da el uniforme por última vez. “Estaba

compinchada hasta mi familia, y sentí

algo extraordinario”. Dice ignorar qué

sentirá cuando vea la banda desde fue-

ra, pero quiere escucharlos y decir con

orgullo: “¡Esta es mi banda y mi gente!”.

‘Los invencibles’

La trayectoria de la banda, y por

ende la de Manuel López, ha estado

llena de altibajos, con crisis que hubo

que templar. Tras la marcha del funda-

dor el grupo se cimentó en tres pilares

que revitalizaron el colectivo, Domin-

go López de la Osa ‘Perfecto’, Vicente

Romero de Ávila ‘Polo’ y Patricio Pei-

nado. “Los tres fueron decisivos para

la banda”. Aumentaron los ensayos,

“duros ensayos hasta los domingos”.

Pero aquello aumentó el número de

músicos, recuerda Manolo. Eran los

80 y coincidió con la época de los con-

cursos. La banda de Jesús Rescatado

se convirtió en el líder absoluto en la

zona. “Ganamos el primer concurso

en Daimiel ante más de diez bandas

y eso nos dio una motivación impre-

sionante”. “A pesar de tantos ensayos,

queríamos más’. Les llegaron a llamar

los invencibles

porque triunfaban allá

donde iban. Eran los mejores. Aquel

estilo militar tuvo un punto álgido con

el mítico uniforme de la Legión.

‘No he vuelto a coger la corneta,

no vaya y me remueva…’

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Manuel López abandona la Banda de Jesús Rescatado tras 45 años de dedicación,

pero su huella quedará para siempre

Desfilando con el uniforme de la Guardia Real