GACETA DE LA SOLANA 301

Gaceta de La Solana 31 Palco Taurino Es lo que hay E l Gran Prix tiene tirón. Tan- to como el que no tienen los festejos denominados ‘se- rios’. Es así. El coso de la calle Al- hambra registró más de tres cuar- tos de entrada –el año pasado se llenó- para disfrutar de un espec- táculo circense que distrae por su variedad y divierte por su espec- tacularidad. En esta ocasión, las pruebas ofrecidas sobre el albero, la emoción de la vaquilla de tur- no y el descaro de los jóvenes que salieron en busca de emociones fueron suficientes para completar un evento entretenido. Por el con- trario, las novilladas con picadores del certamen celebrado durante el fin de semana apenas cubrieron un tercio de plaza. Eso sí, la presencia de las cámaras de CMM amplifican el prestigio y la imagen de nuestro centenario coso. Es lo que hay. Aspecto de la plaza durante al Gran Prix. Nuevo certamen y nuevo triunfador G abriel J aime E l toledano Miguel Serrano se ad- judicó el III Certamen de Novi- lladas ‘Villa de La Solana’ al cortar los máximos trofeos al mejor novillo de un soso y deslucido encierro de Ignacio Frías. Fue durante la final del domingo 23 de julio tras un concurso televisado que el día anterior había celebrado la se- mifinal entre seis jóvenes espadas. Vaya por delante que la faena de Miguel Se- rrano al que cerraba plaza no fue, ni de lejos, para dos orejas y rabo. Tampoco se merecía la vuelta al ruedo el novillo de turno que, simplemente, fue algo más bondadoso que sus hermanos. Las actuaciones artísticas estuvieron sobre- valoradas por un público enfervorecido y una benevolente presidencia. Se lidiaron seis ‘castaños’ de Ignacio Frías bien presentados, pero con pocas condiciones, a excepción del potable sexto. Los ejemplares, faltos de raza y ano- dinos, dificultaron las labores de los biso- ños matadores. La afición pobló un tercio de entrada en tarde soleada y calurosa. Un público que guardó riguroso silen- cio, digno de grandes plazas, en los pro- legómenos de ejecutar la suerte suprema. Algo de alabar, como la labor de la Banda Municipal de Música a la hora de ameni- zar las distintas faenas, que hubiesen sido más tediosas sin sus afinados y variados pasodobles. En el debe, el ruedo echó en falta un generoso riego que hubiera evi- tado la polvareda en los tendidos. Miguel Serrano y Carla Otero salieron a hombros por la puerta grande y el primero entró en el olimpo de los triunfadores con la con- secución del certamen novilleril solanero en su tercera edición. Aparatoso revolcón durante la novillada.

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