Gaceta de La Solana
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El Tema
los agricultores, eso lo tengo claro. En
cualquier caso, el futuro de la actividad
agraria en CLM tiene que pasar por el
agua. El secano sigue siendo necesario,
pero necesitamos más regadío.
P: Estamos en una nueva campaña
de vendimia, que vuelve a resucitar
discrepancias entre bodegueros
y productores. Apelas al diálogo,
pero cómo se hace eso para alcanzar
consensos.
R: Conozco bien el sector y sus acto-
res, y hay algo que los une a todos: la
rentabilidad económica. La clave es ha-
cerlo sostenible y eso pasa por la plani-
ficación a medio y largo plazo. Eso sig-
nifica sentarse en una interprofesional y
estudiar juntos las necesidades de vino,
de mosto, de alcohol, qué variedades de
uva tenemos que incluir en las reestruc-
turaciones, cómo van a funcionar las
cooperativas orientando a los agriculto-
res a cultivar una y otra variedad, y van
a pagar diferenciando si el vino se ven-
de mejor o peor, etc. Eso es desarrollo
sostenible de un sector.
P: Pero la “guerra de precios” entre
productores y bodegueros sigue ahí…
R: Ahí entramos en la negociación
particular entre comprador y vende-
dor. En la DO Valdepeñas es complica-
do porque hay 3.500 proveedores para
apenas dos bodegas grandes, pero en
la DO La Mancha eso no pasa. Aunque
hay muchos vendedores y pocos com-
pradores, aquí juegan un gran papel las
cooperativas, imprescindibles para dar
estabilidad al sector porque generan
seguridad al agricultor y hacen que los
precios no caigan por debajo de un de-
terminado umbral. Desde la Consejería
podemos contribuir de muchas formas,
por ejemplo exigiendo el nuevo con-
trato de compra-venta de la uva, o del
vino. Hay que vigilar que eso se cumpla.
Siempre tendremos en cuenta al esla-
bón más débil de la cadena y a quien
más necesita del papel de la Adminis-
tración.
P: Pero no paramos de plantar viñas,
fundamentalmente espalderas.
Algunos vaticinan producciones
de 50 o 55 millones de hectólitros.
¿Cómo se va a vender todo ese vino?
R: Admito que es un asunto difícil,
sobre todo por la liberalización de las
plantaciones por políticas europeas,
pero se puede intentar organizar. Por
ejemplo, las DO tienen unas limitacio-
nes de rendimiento por hectárea que
hay que hacer cumplir y que a menudo
no son compatibles con grandes pro-
ducciones. Además, no creo que haya
muchas bodegas dispuestas a comprar
determinada uva que llegan con 7 gra-
dos. Pero tenemos que acostumbrarnos
a producciones más altas y diferenciar
aquellas hectáreas que van a calidad y
otras que tengan otros objetivos. Como
concepto, ir a grandes volúmenes no
es bueno, pero los tenemos y hay que
trabajar con esa realidad para intentar
comercializarlos. Eso sí, no todo embo-
tellado porque es imposible.
P: ¿Algún objetivo, proyecto o anhelo
especial que quisieras dejar atado o
hecho en tu tiempo como consejero?
R: Tenemos un programa de Desarro-
llo Rural que va a aportar a CLM 1.500
millones en los próximos siete años,
y lo orientaremos a los agricultores
jóvenes y al medio rural, generando ac-
tividad económica allí donde no la hay.
Paralelamente, trabajaremos en la Ley
de Desarrollo Rural Territorial que nos
pondría en la vanguardia porque no hay
ninguna comunidad autónoma que la
tenga, ya que incluye un planteamiento
global.
P: ¿Y cómo te gustaría que te
recordaran cuando termines este
periplo al frente de la Consejería de
Agricultura?
R: Firmo acabar como lo hice cuan-
do fui Director General de Producción
Agropecuaria, sobre todo por el trato
espléndido que tuve con agricultores,
cooperativas, bodegas, almazaras, in-
dustrias agroalimentarias y demás, tra-
bajando muy cercano a ellos. Me sentí
muy bien tratado y voy a esforzarme al
máximo para seguir igual de cerca. Me
conformaría con que al final reconoz-
can ese esfuerzo.
Francisco Martínez Arroyo en un banco de la Plaza Mayor