GACETA DE LA SOLANA NÚMERO 297

Gaceta de La Solana 85 Caminar y Contar Y se conocieron, y se casaron, aunque antes, el mozo de las monjas, ya con 16 años, hizo la maleta y se fue a Madrid. Le decimos a nuestra paciente y emo- cionada María Jesús que vaya película bonita… Y de mucho amor. ¿Y se imaginan dónde “aterrizó” Ce- lestino? Pues nada menos que en La Ma- llorquina, de La Solana a Sol, y al lado, las ensaimadas célebres. Lo mandaron a… fregar cacerolas y otros cacharros, pero pronto dejó su huella en el aparta- do de las meriendas y eso... Unos años, y vuelta al pueblo, donde lo recibirían con los brazos abiertos. Tenía la puerta de la bizcochería una campanita que nos alegraba al entrar. Aún se conserva la báscula con sus pla- tillos. ¡La de kilos de bizcochos, soleti- llas, mantecados (los clásicos y los que tenían forma de corazón) y esos otros bizcochos grandes bordados con el es- cudo de España que habrá pesado, en- tre muchas otras exquisiteces! Al volver del colegio más de una vez, con unos céntimos en el bolsillo, salimos de ella con las manos llenas de bolas de anís o caramelos de malvavisco, o de confites. Hubo también otra bizcochería muy típica, de familiares de María Jesús, cuyo dueño, de nombre también Celes- tino, se nos fue hace poco. Lo sentimos. Terminamos recordando en esa calle a otra familia con droguería y estudio fotográfico de quien tanto habría que escribir; y a dos médicos, uno frente a otro, más abajo; y a un taxista, Álvaro, que tenía un Ford con manivela en su puerta, junto al convento. Patio manchego de la casa de aquella histórica confitería en la calle Monjas.

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