GACETA DE LA SOLANA Nº276

Gaceta de La Solana 111 Colaboraciones vo, posible antecedente de La Barraca lorquiana y del teatro de las Misiones Pedagógicas. Escribía E. Giménez Caballero: ‘1930. Mono- grafía de Gabriel García Maroto, en donde sue- na una voz de profeta en su pueblo. Pero como profeta en su pueblo, ¿acertará Maroto? Cara de pastor bíblico en La Mancha, la de Maroto. Atrigada –no atigrada-, acentenada de color. Fosforescencias de viento cargado de electri- cidad: la mirada. Maroto: con el pelo suelto, la Biblia en la mano, sonambúlico, atraviesa La Mancha entre pedradas. ¡A ese, a ese! Pero Maroto aprieta su Biblia, mejor dicho, su Biblos (editorial de 1930) contra el pecho y prosigue adelante». (Revista de las Españas, marzo-abril 1927). Escribe después el artículo Un pueblo de Castilla, aunque no se cita el nombre en el texto por las referencias que en él aparecen se identifica con La Solana (La Gaceta Literaria, 01/10/1927), y publica Almanaque de las Artes y de las Letras para 1928. A finales de diciem- bre de 1927 se embarcaba para México. En este país colabora en las Escuelas de Pintura al Aire Libre. Al poco tiempo llega su familia. Fruto de esta estancia son sus libros Veinte dibujos mexicanos (1928) y 6 meses de acción artística popular (1932). En febrero de 1929 viaja a Nueva York y en abril da una conferencia literaria en Columbia University, dando a conocer la labor en las artes y en las letras los ‘vanguardistas’ españoles. En junio de ese mismo año recibe a García Lorca en el puerto, y en agosto, en la revista Alham- bra, aparece un artículo de Daniel Solana (seu- dónimo de García Maroto) sobre Lorca en Nue- va York. En el cómic ‘Lorca. Un poeta en Nueva York’, de Carles Esquembre, vemos a Maroto y a Lorca por la ciudad de los rascacielos. En 1930 llega a Cuba, donde coincidió con García Lorca. En su estancia funda las Escuelas de Acción Artística en Caimito, Caibarién, Cien- fuegos y Remedios. En Caimito de Guayabal, donde residió 90 días, realiza una exposición de dibujos y pinturas del 24 al 30 de agosto. En esta localidad, en su Museo Municipal, existe una sala dedicada a Maroto. También publica 20 grabados en madera. Cuba (1931). Poste- riormente regresa a México, donde se encon- traba su familia y en 1932 pinta los murales en la Escuela Primaria Francisco Giner de los Ríos en la capital mexicana. En 1934 regresó a La Solana, donde se había trasladado su familia, y se instaló con ella en Madrid. En mayo presen- tó la muestra ‘Seis años de Acción Artística en América 1927-1934’, en el Museo de Arte Mo- derno. La preocupación por la educación de sus hijos sordomudos y el fallecimiento de su espo- sa le harán orientar su experiencia pedagógica y creativa hacia la enseñanza especializada del sordomudo y funda el centro educativo Imagen. La Casa Escuela del Sordomudo. La guerra civil acabaría con la escuela, situada en su propia casa, que fue bombardeada. El 27 de septiembre de 1936, en el mitin or- ganizado por la Alianza de Intelectuales Antifas- cistas en el Teatro de la Zarzuela, García Maroto estaba en la mesa presidencial y se guardó un minuto de silencio en homenaje al poeta ase- sinado Federico García Lorca. Maroto firma el manifiesto ‘A los intelectuales antifascistas del mundo entero’ (El Sol, 19/11/1936), junto a Luis Cernuda, Miguel Hernández o María Teresa León. El 9 de noviembre de 1936 es herido en la Casa de Campo de Madrid y conoce a la que sería su segunda esposa, Ángeles Egea Ramos. Tras su recuperación fue nombrado Subcomi- sario General de Propaganda y dirigió el Taller de Artes Plásticas de la Alianza de Intelectua- les Antifascistas para la Defensa de la Cultura. Entre 1937 y 1938 redacta la columna ‘Mirar y Ver’ en La Vanguardia; la mayoría de artícu- los acompañados de una ilustración de su hijo José. Es uno de los firmantes del manifiesto ‘Los intelectuales de España’, por la victoria total del pueblo (La Vanguardia, 01/03/1938). El 12 de octubre de 1938 regresó a México con pasaporte diplomático y el 13 de julio de 1939 es aceptado en calidad de inmigrante con el carácter de exiliado político, adquiriendo la nacionalidad mexicana. Sus publicaciones fue- ron abundantes en México, a veces firmadas con el seudónimo ‘Maclovio Flores’: Azúcar en Morelos (1940); Hombre y pueblo (1940); El va- lle de México (1941); México en guerra (1945); Acción plástica popular (1945); Arquitectura popular de México (1955); Promoción de Mé- xico. Caminos hacia su integración (1958), libro autobiográfico. En mayo de 1962 es uno de los firmantes, junto a sus hijos Gabriel y José, de una declaración en apoyo a los miles de obre- ros en huelga en España, por las condiciones en que vivían, privados de libertades y derechos humanos. Maroto fallece en 1969; su hijo Gabriel le es- cribe el epitafio “Español de México, Mexicano de España”. En 1996 el investigador y acadé- mico inglés James Valender publica el artículo ‘García Maroto y el Libro de poemas de García Lorca’, en el número 1 de la Nueva Revista de Filología Hispánica. En el año 2000, JM Bernal Ediciones publica ‘Lorca y Maroto en Caimito’, de Midalys Blanco y Caridad Massón. En marzo de 2008, el Colegio de Arquitectos de Valencia realizó la exposición ‘20 grabados de madera. Cuba, 1931’ de Gabriel García Maroto, y entre diciembre de 2009 y junio de 2010, la Socie- dad Estatal de Conmemoraciones Culturales, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Residencia de Estudiantes, organizaron en Madrid y Sevilla la exposición ‘La Generación del 27. ¿Aquel momento ya es una leyenda?’. Se expusieron varios libros del manchego. Sirva este artículo como homenaje al sola- nero Gabriel García Maroto que fue intelectual, pintor, dibujante, poeta, crítico de arte, escritor, impresor, editor, educador y persona compro- metida con su tiempo. Adolfo Díaz-Albo Chaparro García Maroto en un mitin de la alianza de intelectuales 27-09-1936

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