GACETA DE LA SOLANA Nº275

Gaceta de La Solana 55 Colaboraciones Libro de Poemas. 1921. Imprenta Maroto Vista del Convento desde las Huertas de don Gas- par o do a Leonor pinturas, relacionándose con los más importantes pintores de la vanguardia artística española. Y esporádicamente, hace visitas a nuestro pueblo con su familia, residiendo en la casa que su hermana Cristobalina tenía en la calle Rodado. En una de esas visitas, hacia 1927, dejó plasmados en sus cuader- nos de dibujo, unos rápidos apuntes sobre el barrio del Convento de S. Juan Bautista, su barrio. En uno de ellos se ve una vista general del Convento, cuando éste era casi límite del pueblo (la toma está realizada desde la parte alta de las huertas que llamamos de D.Gaspar y que él llamaba de Doña Leonor). En otros, dibujó la explanada del Convento y la calle Rodado. Estos dibujos se publicaron en el periódico madrileño La Esfera en 1927. En 1928, Maroto se trasladó a México, país de origen de su mujer Amelia Na- rezo, invitado para conocer las Escue- las de Pintura al Aire Libre. Es el inicio de su faceta educativa. Desde allí irá a Nueva York y, en esta ciudad, será uno de los que reciban a Federico García Lorca en el puerto neoyorquino junto a Ángel del Río y León Felipe. De nuevo coincidirá con Lorca en Cuba (1932), donde Maroto había iniciado un nue- vo proyecto didáctico para fomentar el grabado, la pintura y el dibujo en los niños, las llamadas Escuelas de Acción Art stica. Volverá a España en 1934, continuan- do su proyecto educativo. Circunstan- cias personales (dos de sus tres hijos -José y Sara- eran sordomudos) le hicieron tomar las riendas de su edu- cación pues nunca estuvo de acuerdo con el tipo de enseñanza que se daba a estos niños. Su método se basaba en la imagen y en el trabajo autónomo. Por esto, creó la Escuela Imagen ese mis- mo año en Madrid. Después vino la Guerra Civil y el poste- rior exilio a México en 1939. El conocer con anterioridad este país no le impi- dió tener bastantes problemas para abrirse camino, empezar a publicar y a pintar, pero, sobre todo, allí se dedicó a la educación de la plástica artísti- ca y a su difusión. Creó otra escuela parecida a la que hizo en Cuba, ahora llamada Escuela Valle de M xico, que se dedicaba también a la educación de niños sordomudos y a la enseñanza de la plástica artística. Estas enseñanzas, sin duda, propiciaron que su hijo José García Narezo fuera un importante pin- tor (ya con 15 años sus dibujos fueron expuestos en el Pabellón que la II Re- pública llevó a París con ocasión de la Exposición Universal de 1937). Su otro hijo, Gabriel, llegó a ser un reconoci- do poeta y su hija Sara estará siempre junto a él. Colaborará con los más importantes poetas, escritores, arquitectos, inte- lectuales o políticos mexicanos (fue gran amigo del presidente Lázaro Cár- denas), siendo respetado por todos ellos como un importante promotor de las artes. Su valía y fuerza era tan grande que incluso se llegó a enfrentar dialécticamente con el muralista Diego Rivera a través de escritos publicados en la revista mexicana Contemporá- neos . Este reconocimiento le llevó a dar una conferencia en el V Congreso de Maestros Americanos, organizada por la UNESCO en México en 1946. En ella hizo una reflexión sobre la impor- tancia de la educación plástica y el conocimiento del arte por la sociedad, especialmente por los más jóvenes. En la capital mexicana realizará nume- rosas exposiciones pedagógicas, con dibujos y pinturas de los alumnos de su Escuela o con fotomontajes de ar- quitectura mexicana. A lo largo de su vida, llegó a publicar más de cincuenta libros, así como multitud de artículos en los más importantes periódicos y revistas de España, Cuba y México. Su figura sigue siendo importante para nuestro pueblo, pues difundió, allá donde iba, la importancia de los estudios artísticos, haciendo del arte y su enseñanza su forma de vida. Para lograrlo tuvo que ir superando muchos obstáculos con fuerza y tesón. Fue un buen gestor promotor de las ar- tes, sensible con la sociedad y, sobre todo, impulsor de una labor educativa artística y humanística entre los más jóvenes. Y lo más importante, logró que estas enseñanzas fueran respetadas y reconocidas. Para más información se puede con- sultar en las siguientes publicaciones de Angelina Serrano de la Cruz Peina- do: Las Artes Plásticas en Castilla La Man- cha. De la II República a la Guerra Civil (1875-1936). Catálogo de la Exposición G. Garc a Maroto y la renovación del Arte Espa- ol Contemporáneo. “La huella de un educador”, en Caste- llanos sin mancha. Exiliados castella- no-manchegos tras la Guerra Civil.

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