GACETA DE LA SOLANA Nº273 BAJA

Gaceta de La Solana 50 Cultura Porque nunca es tarde para crear Julián Mateos de la Higuera publica ‘Siempre luce el sol después de la tormenta’, su primera novela a los 70 años de edad ‘Creo que no será mi último libro’ La novela, de casi 550 páginas, encontró el aval de la editorial Calíope, que ofreció al autor un contrato de dos años. Algo que Julián ni siquiera había soñado. “Con ver- la publicada me doy por contento”, insiste hasta la saciedad. No busca más prebendas que la íntima satisfacción después de tanto esfuerzo. Abrumado por la gente que se agolpaba, por la larga cola que esperaba, el autor intenta- ba escribir rápido las dedicatorias el día de la presentación. Pero no podía, no sabía. Su letra y su cadencia juntándolas es el reflejo de la posguerra. Sin embargo, detrás de su pequeñez física se esconde una gigantez humana. La de alguien que todavía lamenta no haber estudiado. Porque no pudo, desde luego. La de alguien que ama la cultura, en suma. “Creo que no será mi último libro, ya tengo en proyecto otra cosa”. Definiti- vamente, no hay edad para aprender, para crear. Qué grande. A urelio M aroto E l parto se acercaba, como el de Inés. La partera estaba de cami- no, Josefa tenía preparada agua caliente y Ramona preparaba paños, cuidadosamente doblados y guardados para la ocasión. El parto llegó y Jesús nació, maniatado, eso sí, por la maledi- cencia, siempre tan difamadora. Digamos que Jesús es ‘Siempre luce el sol después de la tormenta’, y que Julián Mateos de la Higuera Palacios, su padre, estaba tan nervioso, o más, que Inés en los prolegómenos del viernes 9 de no- viembre de 2018, el día en que un hom- bre bueno parió oficialmente su prime- ra novela. “Tengo la misma ilusión que cuando viene un hijo”, decía a GACETA en vísperas de la ansiada premier. Ese día, Julián manoseaba papeles con impaciencia. Estaba inquieto y se iba del folio al libro, y del libro al folio, con bastante imprecisión. El silencio era se- pulcral y casi no quería mirar al audi- torio del Palacio Don Diego, repleto de gente. Se sentía observado, con razón. Él suele estar al otro lado, acurrucado en el montón, como le gusta. Qué au- téntico era todo. Allí estaba. Un hombre de 70 años pre- sentando ¡su primera novela! Gran no- ticia que cobra aún más mérito cuando hablamos de alguien sin formación aca- démica, ya jubilado. “Tengo la preocu- pación de quererlo hacerlo bien sin te- ner preparación”, admitía sincero en los prolegómenos del gran momento. ‘Siempre luce el sol después de la tor- menta’ ya es real. Una novela con viven- cias “que desde pequeño iba captando en mi mente”. “Son historias que empe- zaban mal y terminaban bien, de ahí el título”. “Están basadas en hechos reales, pero dejando claro que es una novela”. Su última intención es señalar a nadie. Julián Mateos de la Higuera -centro- durante la presentación de la novela

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