Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  40 / 44 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 40 / 44 Next Page
Page Background

Gaceta de La Solana

40

Cartas al Director

¿Puede uno acabar desesperado de médicos, medicinas

y burócratas administrativos? Rotundamente, sí.

A

menudo, los médicos te exas-

peran dudando de tus síntomas

porque, dicen, se salen de la or-

todoxia de tu patología. Y la burocracia

–me viene a la memoria Larra- te con-

vierten en un furibundo paciente des-

esperado.

Me llamo Manuel y hace casi tres años

me subí a este crucero por aguas de la

medicina. Padezco una enfermedad

que, sin ser del toro rara, es poco fre-

cuente. Se llama siringomielia y con-

siste en una obstrucción en la médula

espinal que, progresivamente, me está

paralizando el tronco inferior. O sea,

me está dejando inválido. Primero visi-

té al traumatólogo, luego rehabilitación,

hematólogo, dermatólogo, medicina

interna, neurólogo (el más escéptico),

unidad del dolor y, por último, el neu-

rocirujano, de quien espero desespera-

damente el bisturí. Sin olvidar la estela

del barco: la consulta de atención pri-

maria. Qué haríamos sin ella, ¿verdad?

Una turbulenta travesía, llena de prue-

bas, citaciones, escollos, demoras, bue-

na gente y, por supuesto, sonrisas de

prestado. Quizá no sea muy ortodoxo

presentar una reclamación con acento

tan descarnado y sincero que pueda

incitar a la cobarde represalia. Pero,

francamente, da igual. Me he sentido

muy bien escribiéndola y mandándola.

Hace algunos días escribí lo siguiente a

los burócratas del departamento de far-

macia:

“No tienen vergüenza. Quien se sienta

aludido que se mire al espejo si aún le

quedan arrestos. Lo mejor es que lo sa-

ben, son conscientes de ello. Les pagan

para ello y miran para otro lado. Hace

quince meses, ustedes cambian un ré-

gimen de farmacia al día siguiente que

perciben que me han concedido una

ayuda subsidiaria por parado de larga

duración. Pero ya la he agotado y pago

las medicinas como buen adicto ¿A

quién demonios le importa este pobre

náufrago aislado en una remota latitud

rural?. Lo dicho, unos desvergonzados

profesionales.*

Manuel Rodríguez

Brusco Rodríguez

TODAS LAS PERSONAS NO SON IGUALES

E

staba viendo las noticias en la tele

y me siento decepcionada. Da la

impresión de que en este país no

hay personas cualificadas para realizar

el trabajo para el que les han elegido…Y

me estoy refiriendo, ¡claro está! a las y

los políticos que aparecen, tanto si se

trata del nacionalismo catalán como de

la gestión del ébola. Su actuación, has-

ta el momento, ha sido nefasta. No hay

otra forma de calificarla ¡Y qué decir de

las “tarjetas black” o tarjetas opacas! Es

increíble que nadie en la Hacienda Pú-

blica lo detuviera (esa Hacienda que di-

cen que somos todos pero que, a la vista

está, no somos todos iguales ante ella).

Y lo peor es que muchos no consideran

que estuvieran actuando de forma, no

ya ilegal, sino con total falta de ética.

Este caso muestra las flaquezas del

ser humano. Como dicen por aquí: “en

todos sitios cuecen habas” y es triste

comprobar la veracidad del refrán. En

todos los cestos puede haber manzanas

podridas y es importante sacarlas para

no contaminar a las demás. Y aún es

más importante en esta época de des-

crédito que se visualice a todos los que

no están metidos en esas podredum-

bres. Son muchos más. En casi todos los

pueblos tenemos ejemplos de personas

que se dedican a la política para mejo-

rar el bienestar de su gente. Tenemos en

La Solana el mejor ejemplo. Tenemos

a Luis, el mejor alcalde, a quién nadie

puede reprochar nada: trabaja y vive

pensando cómo mejorar la vida de sus

vecinos y vecinas.

Queda poco para terminar la legisla-

tura y este pueblo ha sufrido mucho,

con momentos muy duros sin recibir

dinero de la Junta, sin poder pagar a

trabajadores y proveedores ni ayudar a

las familias con planes de empleo, etc.

Pero gracias a la gestión del alcalde,

aquí estamos, bastante mejor que hace

un par de años. Las cuentas están más

claras. Estamos seguros de que conti-

nuará gestionando como hasta ahora,

como él sabe hacerlo, con la cabeza y

con el corazón.

Gracias alcalde por ser como eres, por

no decaer y no rendirte ante los proble-

mas, por ser transparente, tolerante y

buscar siempre los encuentros y el diá-

logo. Gracias por pensar siempre en las

soluciones que más pueden beneficiar

a las gentes de nuestro pueblo. Es una

gran suerte contar contigo al frente del

municipio. *

Manuela Castaño Serrano

El político avestruz

T

odos hemos oído hablar del

comportamiento del avestruz

cuando está en peligro, primero

corre y luego esconde la cabeza en un

agujero. Hasta cierto punto este meca-

nismo de defensa es comprensible por-

que se trata de un animal y, al parecer,

los animales no razonan.

Hay políticos que en días de bonanza,

igual que el avestruz, caminan orgu-

llosos con la cabeza erguida. Pero ese

mismo político, cuando las cosas se

complican y los problemas aparecen,

corren despavoridos a esconderse en

un pequeño agujero donde se sienten a

salvo. Este pequeño agujero unas veces

es el silencio, otras el escudo humano

que le proporcionan compañeros de

profesión o funcionarios públicos a

sus órdenes y en otras algo tan pueril

como el tú más. Los políticos profe-

sionales que cobran por su trabajo no

deberían esconderse ni en agujeros ni

tras escudos humanos; no deberían

eludir responsabilidades y deberían

responder a las preguntas que sobre su

gestión les hacen los medios de comu-

nicación o los rivales de la oposición,

y deberían dimitir cuando la cagan o

sus mentiras son evidentes.