Gaceta de La Solana
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Cartas al Director
¿Puede uno acabar desesperado de médicos, medicinas
y burócratas administrativos? Rotundamente, sí.
A
menudo, los médicos te exas-
peran dudando de tus síntomas
porque, dicen, se salen de la or-
todoxia de tu patología. Y la burocracia
–me viene a la memoria Larra- te con-
vierten en un furibundo paciente des-
esperado.
Me llamo Manuel y hace casi tres años
me subí a este crucero por aguas de la
medicina. Padezco una enfermedad
que, sin ser del toro rara, es poco fre-
cuente. Se llama siringomielia y con-
siste en una obstrucción en la médula
espinal que, progresivamente, me está
paralizando el tronco inferior. O sea,
me está dejando inválido. Primero visi-
té al traumatólogo, luego rehabilitación,
hematólogo, dermatólogo, medicina
interna, neurólogo (el más escéptico),
unidad del dolor y, por último, el neu-
rocirujano, de quien espero desespera-
damente el bisturí. Sin olvidar la estela
del barco: la consulta de atención pri-
maria. Qué haríamos sin ella, ¿verdad?
Una turbulenta travesía, llena de prue-
bas, citaciones, escollos, demoras, bue-
na gente y, por supuesto, sonrisas de
prestado. Quizá no sea muy ortodoxo
presentar una reclamación con acento
tan descarnado y sincero que pueda
incitar a la cobarde represalia. Pero,
francamente, da igual. Me he sentido
muy bien escribiéndola y mandándola.
Hace algunos días escribí lo siguiente a
los burócratas del departamento de far-
macia:
“No tienen vergüenza. Quien se sienta
aludido que se mire al espejo si aún le
quedan arrestos. Lo mejor es que lo sa-
ben, son conscientes de ello. Les pagan
para ello y miran para otro lado. Hace
quince meses, ustedes cambian un ré-
gimen de farmacia al día siguiente que
perciben que me han concedido una
ayuda subsidiaria por parado de larga
duración. Pero ya la he agotado y pago
las medicinas como buen adicto ¿A
quién demonios le importa este pobre
náufrago aislado en una remota latitud
rural?. Lo dicho, unos desvergonzados
profesionales.*
Manuel Rodríguez
Brusco Rodríguez
TODAS LAS PERSONAS NO SON IGUALES
E
staba viendo las noticias en la tele
y me siento decepcionada. Da la
impresión de que en este país no
hay personas cualificadas para realizar
el trabajo para el que les han elegido…Y
me estoy refiriendo, ¡claro está! a las y
los políticos que aparecen, tanto si se
trata del nacionalismo catalán como de
la gestión del ébola. Su actuación, has-
ta el momento, ha sido nefasta. No hay
otra forma de calificarla ¡Y qué decir de
las “tarjetas black” o tarjetas opacas! Es
increíble que nadie en la Hacienda Pú-
blica lo detuviera (esa Hacienda que di-
cen que somos todos pero que, a la vista
está, no somos todos iguales ante ella).
Y lo peor es que muchos no consideran
que estuvieran actuando de forma, no
ya ilegal, sino con total falta de ética.
Este caso muestra las flaquezas del
ser humano. Como dicen por aquí: “en
todos sitios cuecen habas” y es triste
comprobar la veracidad del refrán. En
todos los cestos puede haber manzanas
podridas y es importante sacarlas para
no contaminar a las demás. Y aún es
más importante en esta época de des-
crédito que se visualice a todos los que
no están metidos en esas podredum-
bres. Son muchos más. En casi todos los
pueblos tenemos ejemplos de personas
que se dedican a la política para mejo-
rar el bienestar de su gente. Tenemos en
La Solana el mejor ejemplo. Tenemos
a Luis, el mejor alcalde, a quién nadie
puede reprochar nada: trabaja y vive
pensando cómo mejorar la vida de sus
vecinos y vecinas.
Queda poco para terminar la legisla-
tura y este pueblo ha sufrido mucho,
con momentos muy duros sin recibir
dinero de la Junta, sin poder pagar a
trabajadores y proveedores ni ayudar a
las familias con planes de empleo, etc.
Pero gracias a la gestión del alcalde,
aquí estamos, bastante mejor que hace
un par de años. Las cuentas están más
claras. Estamos seguros de que conti-
nuará gestionando como hasta ahora,
como él sabe hacerlo, con la cabeza y
con el corazón.
Gracias alcalde por ser como eres, por
no decaer y no rendirte ante los proble-
mas, por ser transparente, tolerante y
buscar siempre los encuentros y el diá-
logo. Gracias por pensar siempre en las
soluciones que más pueden beneficiar
a las gentes de nuestro pueblo. Es una
gran suerte contar contigo al frente del
municipio. *
Manuela Castaño Serrano
El político avestruz
T
odos hemos oído hablar del
comportamiento del avestruz
cuando está en peligro, primero
corre y luego esconde la cabeza en un
agujero. Hasta cierto punto este meca-
nismo de defensa es comprensible por-
que se trata de un animal y, al parecer,
los animales no razonan.
Hay políticos que en días de bonanza,
igual que el avestruz, caminan orgu-
llosos con la cabeza erguida. Pero ese
mismo político, cuando las cosas se
complican y los problemas aparecen,
corren despavoridos a esconderse en
un pequeño agujero donde se sienten a
salvo. Este pequeño agujero unas veces
es el silencio, otras el escudo humano
que le proporcionan compañeros de
profesión o funcionarios públicos a
sus órdenes y en otras algo tan pueril
como el tú más. Los políticos profe-
sionales que cobran por su trabajo no
deberían esconderse ni en agujeros ni
tras escudos humanos; no deberían
eludir responsabilidades y deberían
responder a las preguntas que sobre su
gestión les hacen los medios de comu-
nicación o los rivales de la oposición,
y deberían dimitir cuando la cagan o
sus mentiras son evidentes.