GACETA DE LA SOLANA 279

37 Cultura La Capilla de Santiago de la parroquia de Santa Catalina Á ngel T orres L icenciado en H istoria L a Capilla de Santiago ha sido, o si- gue siendo, uno de los espacios más desconocidos en la iglesia de Santa Catalina. La última restauración de la pa- rroquia descubrió para muchos solaneros este rincón, que durante décadas fue un trastero, oculto para la feligresía. Es la ca- pilla más próxima al presbiterio en el lado del Evangelio (izquierdo mirando hacia el altar). Asoma a la Plaza Mayor con los dos escudos de sus mecenas, Alonso de Castro y María Canuto, soportados por un recio muro que forma un cajeado de ca- denas y verdugadas de ladrillo relleno de mampostería, perfecta muestra de aparejo toledano. En 1605 1 comenzaron los trámites para su construcción, aunque la verdadera in- tención de Alonso de Castro era levantar la capilla en el solar que ocupa la de San Ildefonso (actual Sagrario). Los oficiales del Concejo se opusieron, pues alegaban que abrir el muro de la nave principal en esa zona podría desestructurar la bóveda, aunque también circulaban planes para levantar en el lado de la Epístola una pe- queña nave lateral para aumentar la capa- cidad del templo. Alonso de Castro no pudo construir su capilla donde era su deseo, pero poco después sí le concedieron licen- cia a Cristóbal Mejía Herreros, que levantó la Capilla de San Ildefonso, prácticamente al mismo tiempo que se construía la de Santiago. Esto evidenciaría cierto enfren- tamiento, competencia o mercadeo de influencias entre familias pudientes de la villa por conseguir un espacio privado donde construir sus capillas funerarias. No olvidemos que, en el lado del Evangelio, las dos primeras crujías ya están ocupa- das desde hace un siglo por las capillas de Juan de Salazar y Juan de Castro, de estilo gótico, al mismo tiempo que se levantó la nave principal. La solución definitiva para Alonso de Cas- tro vino en 1615 2 , cuando el Concejo le au- torizó a construir su capilla privada entre el retablo mayor y la capilla de los Salazares, en el lado del Evangelio. Un solar comple- jo, pues tiene un hueco muy escaso en el que perforar el muro por la proximidad de las gradas del altar. Pero también ofrece atractivos: es el espacio más próximo al presbiterio y en el lado del Evangelio, que siempre ha gozado de mayor preeminencia (“situado a la derecha del Padre”). No sa- bemos nada del autor, solo que de manera magistral supo ajustarse a las dificultades del solar, con planta rectangular y abierto a la nave principal de modo asimétrico, pues el presbiterio le deja casi sin lugar donde abrir el vano. Ante este problema, el maes- tro plantea un proyecto más moderno y llamativo (protobarroco) que el de las capi- llas que se construyen enfrente, de mayor influencia renacentista y escurialense. La cubierta se desarrolla con una magnífica bóveda encamonada ovalada, soportada por cuatro pechinas decoradas con her- mosos trabajos en yeso. Se representa a los cuatro evangelistas con sus atributos, mientras que la bóveda ovalada aparece casetonada y ocupada en su clave con una paloma, símbolo del Espíritu Santo. En conclusión, esta bóveda celeste de la Capilla de Santiago se planteaba como novedoso y perfecto lugar de reposo eter- no para Alonso de Castro y María Canuto, además representados con dos esculturas funerarias orantes situadas en dos nichos a ambos lados de la capilla, quedando jus- to enfrente del altar de la misma, donde se situaba un cuadro de Santiago, patrón de este recinto funerario privado. 1 MOLINA CHAMIZO, Pilar: “Arquitectura religiosa de la Orden de Santiago en la provincia de Ciudad Real (ss. XV-XVIII)”, en De la Fortaleza al templo II. Biblioteca de Autores Manchegos. Ciudad Real. 2006. Pag. 48. 2 Ibídem. Pag. 49.

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