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Gaceta de La Solana

76

Opinión

E

ncontrar un tema que no desdiga

de la línea más o menos festiva de

un “especial” de Feria se me antoja

complicado. Pero también reconozco

que la capacidad de la gente para diver-

tirse no precisa de más consejos ni ins-

trumentos que los que uno quiera darse

a sí mismo.

Desde GACETA se me sugiere que ha-

ble de mi papel como Senador. Tiene el

Senado una acrisolada fama de ser una

especie de recompensa o “descansade-

ro” para políticos. Yo podría jurar delan-

te de los Evangelios que en mi caso no

está siendo así. Estoy dedicado de lleno

a mi trabajo, cumpliendo con el manda-

to que me enseñaron mis padres de no

“ganarme el pan a traición”.

He recibido la confianza de los com-

pañeros de mi grupo parlamentario para

asumir dos portavocías (Servicios So-

ciales y Políticas Integrales de la Disca-

pacidad) y una viceportavocía (Infancia,

Adolescencia y Familia). También soy

vocal de la Comisión de Cooperación In-

ternacional. Representar a todos los se-

nadores socialistas de España en asun-

tos que siempre han formado parte de

mi manera de ver la “cosa pública” y que

tienen que ver con la forma de intervenir

en ayuda de los que menos tienen y me-

nos pueden, me llenan de sano orgullo.

Y, además, estoy aprendiendo. Creo

que el envejecimiento real del ser hu-

mano comienza cuando se pierde la

voluntad de aprender o de forjar proyec-

tos para el día siguiente. Es por eso que

decía Picasso que lleva mucho tiempo

llegar a ser joven…

Continúo aprendiendo (y en conse-

cuencia trabajando para contribuir a

mejorar las situaciones de los más mar-

ginados) que queda mucho camino por

recorrer para romper con la dicotomía

“personas con capacidad-personas con

discapacidad”, aun reconociendo que

las políticas inclusivas han avanzado

significativamente en este sentido, si

miramos a un pasado no demasiado

lejano.

Aprendo e intervengo para lograr que

se recuperen los derechos cercenados

de las personas dependientes y de sus

cuidadores familiares (más bien, cui-

dadoras). Y los de los jóvenes a quie-

nes les prometimos un futuro preñado

de esperanza cuando ahora son unos

“nostálgicos del futuro”, porque dudan

de que puedan llegar a vivir mejor, e

incluso igual, que sus padres. Y los de

los pobres, especialmente los niños, de

España y del mundo, que no saben si

hoy, el día en que tú estás leyendo estas

palabras, podrán hacer algo tan sencillo

como comer. Y los de los refugiados a

los que nadie refugia, que deambulan

como si fueran animales por los es-

pacios más inhóspitos en busca de su

propia dignidad, si no mueren ahogados

antes en el mare mortum, que es como

algunos llaman ya al Mediterráneo. Y los

de las mujeres maltratadas o asesinadas

a manos de sus mal llamados compañe-

ros o del silencio cobarde de quienes las

rodeamos. Y los de los parados (quién

nos iba a decir que demasiadas familias

iban a vivir de las pensiones de los pa-

dres o de los abuelos). Y los de los que

no tienen más alternativa para sobrevivir

que aceptar “contratos basura” firma-

dos por los que hacen suyo el refrán “a

río revuelto, ganancia de pescadores”.

Y los de los que padecen enfermedades

raras, sabiendo que pasará mucho tiem-

po para que puedan recibir terapias ade-

cuadas porque ese tipo de investigación

no resulta rentable para las adineradas

compañías farmacéuticas. Etc, etc, etc.

Nuestro mundo es cada vez más bipolar,

más asimétrico. La Globalización “salva-

dora” era un bluf que sigue facilitando

que una élite “megarrica” (causante y,

al tiempo, beneficiaria de la crisis) que

utiliza a gran parte de la clase política como

mandadera de sus propios intereses,

CÁMARA ALTA

Nemesio de Lara cuando tomó posesión como senador