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Gaceta de La Solana

37

Colaboraciones

Un garbeo por los apellidos de La Solana (y VI)

M

uchos de los apellidos sola-

neros me resultaron de fácil

acceso; con algunos tuve mis

más y mis menos… y con el resto, po-

cos, sostuve un rifirrafe. Se llevaron la

palma a la opacidad más absoluta Aba-

dillo, Araque, Carnal e Intillaque; que,

perifraseando a Blasco Ibáñez, aunque

no fueron del Apocalipsis sí que han

resultado ser “los cuatro jinetes del es-

condite extremo”.

El goteo de los topónimos y gentilicios

encontrados; y el pespunteo al tresbo-

lillo de los demás apellidos, dibujan un

evidente entramado de captación re-

pobladora en nuestro pueblo de origen

norteño, entre astur-cántabro y vizcaí-

no-navarro. Lo amparan los aportes de

burletes laterales comprendidos entre

el este de Burgos y el oeste de Zarago-

za/Teruel, que encierran en una tolva

a La Rioja y Soria inclinándose hacia

Almazán y Medinaceli, para continuar

su flujo por tierras alcarreñas hacia la

serranía de Cuenca, para desde allí

-por la Almarcha- adentrarse en tie-

rras jareñas de La Manchuela hasta los

llanuras de San Clemente, Villarroble-

do y Tomelloso. De ahí a Alhambra y

La Solana; y en encarándose al sur, por

el Cristo hacia Alcubillas, Cózar y Torre

de Juan Abad se disponen a ahondarse

por el puerto de Montizón hasta pasado

Andújar.

Es de capital importancia conocer que

La Solana, desde su poblamiento, fue

un más que importante centro de tras-

humancia, tanto de su paso como del

asentamiento de su lana tras los esqui-

leos. La abundante presencia de apelli-

dos navarro-vizcaínos y riojano-soria-

nos delatan la existencia de los “artzais”

o pastores vascos, que casi con total se-

guridad serían el núcleo fundacional de

nuestro pueblo.

Nuestra villa prosperó al amparo de

guerras y pestes. Y se sostiene que la

trashumancia ganadera castellana se

protegía y seguía a la conquista militar.

¿Sería también casual –además de 60

años precoz- que en el reparto territo-

rial alhambreño de 1215 y 1217, don

Álvaro Núñez de Lara, indicase que

uno de los hitos delimitadores fuera la

“ad cannadan Beriani” antes mentada?

¿Cómo podía existir una cañada pecua-

ria cristiana en territorio musulmán?

¿O era la vieja cañada de la tribu berona

la que sirvió de marco para las que se

configuraron más tarde?

Imagino que el seguimiento de los

apellidos de origen romano, godo, ibe-

ro-vascón y romance, más los de to-

pónimos y gentilicios dará más casua-

lidades. Espero que, a quien le pueda

interesar el tema y se atreva, mi mo-

desta contribución le motive, ayude y

aclare algo.*

J

esús

V

elacoracho

J

areño