GACETA DE LA SOLANA 314
Gaceta de La Solana 53 De una tienda-armería que hubo junto al convento P or casualidad, damos con Encarna Sánchez García y familia, y recordamos a nues- tra hermana Pilar como alumna suya en el colegio “Sagrado Corazón”. Agradable y amena, Encarna nos habla de pronto de su bisabuelo, Antonio del CampoNaranjo, nacido en 1885: “Era el padre de mi abuelo, que trabajó como albañil y tenía una tienda de comestibles y armería en la calle Frontón, en una esquina del convento, donde hay ahora una farmacia”. Su abuela le solía contar historias en los buenos ratos de visita larga, con merienda rica, en el patio o junto a la lumbre… Historias reales y sencillas de un hombre de nuestro pueblo. Una fotografía de carnet, otra de sus dos hijas, Catalina y Encarna, y varios abani- cos como los que daban en los cines o en algún bar, es todo lo que conserva Encarna de su bisabuelo, que ya es mucho, y nos lo ha prestado para los lectores, que puede que haya aún quienes lo recuerden allí, en su tienda-armería inaugurada en 1945 y transformada una década después por su hija Encarnita en comestibles, o aquello tan entrañable de “la tienda de Juan”, o “de Pepe”, o “deMaría”…Todo tan familiar, tan de charlar, a la hora que fuera, sin prisas. Y que no se pierda nunca todo eso, aunque ya nada sea lo mismo. Ya nos hubiera gustado conocer al señor Del Campo poniendo ladrillos. Estarán sus huellas en algunas casas, despachando cereales o harina, cartuchos y plomos, y asistir a las tertulias que se organizaban los sábados sobre caza; él y su hermano tam- bién fueron cazadores. Y nuestro padre, de haberlo conocido, hubiera escrito un buen reportaje para Caza y pesca, o algún otro diario. Le decimos a Encarna que cuando pasemos por allí, o visitemos el gran mo- numento trinitario, tendremos nuestro re- cuerdo y oración para don Antonio. L uis G arcía de M ora Caminar y contar
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