GACETA DE LA SOLANA 314
Gaceta de La Solana 4 El solanero que quiere descifrar los secretos de las células y curar la leucemia Andrés Gámez García-Cervigón, doctor en Biomedicina, publica en Nature Inmunology y ha dado el salto a Nueva York para seguir in- vestigando sobre el cáncer. “Sueño hacer ciencia para ayudar a las personas”. Tan simple. Tan grande. nal. Su extenso trabajo gira en torno a las sirtuinas, un grupo de proteínas enzimáticas que actúa como guardia- nas del envejecimiento celular y que se han revelado claves, tanto para la longevidad como para el desarrollo de ciertas enfermedades. Ahora, este solanero ha emprendido viaje a Nueva York para incorporarse al Weill Cor- nell Medicine, uno de los centros más reputados de investigación biomédi- ca del mundo. Allí, intentará avanzar en lo que se ha convertido en su gran desafío vital: buscar nuevos fármacos que permitan frenar o incluso curar la leucemia. Los orígenes de una vocación Andrés Gámez llega a la entrevista con GACETA ataviado con una cami- seta básica de color negro y lleno de humildad. “Siempre me oirás hablar en plural, porque creo que en ciencia todo se consigue en equipo”. Presume de ser solanero y le encanta España, donde cree que hay medios suficientes para trabajar, y trabajar bien. El pro- blema es que un científico en nuestro país consigue contratos precarios y normalmente temporales, con poca estabilidad, aunque su misión sea cu- rar enfermedades incurables. No tie- ne sentido, ¿verdad? Ellos son la élite que busca soluciones para no morir antes de tiempo, pero comparar sus sueldos con los de un futbolista de Primera División es ridículo, casi in- sultante. Es así, por desgracia. Pese a todo, nuestro país puede presumir de tener grandes investigadores, ce- rebros de primerísimo nivel, pero en EEUU cree que puede aprender de los mejores. Por eso ha cruzado el charco. Lo más curioso es que no siempre tuvo claro que quería dedicarse a la investigación contra el cáncer. Al co- menzar la carrera de Biotecnología en la Universidad de Girona, lo movía sobre todo su facilidad para el área de la biología y una curiosidad innata por el funcionamiento de la vida a ni- vel celular, ese mundo que no vemos, pero que marca nuestro devenir en la vida. El giro llegó en tercer curso, cuando conoció al profesor Rafael de Llorenç, catedrático de Bioquímica. A muchos estudiantes les resultaba un docente denso y difícil de seguir, pero Andrés encontró en él una inspira- ción: “Él nos enseñó conceptos como señalización en cáncer o metabolismo tumoral, y me abrió los ojos. Yo no te- nía muy claro hacia dónde dirigir mi carrera, y él, sin pretenderlo, me hizo entender que eso era lo que yo quería hacer”. Desde entonces, la brújula de su vida profesional quedó orientada al campo de la oncología molecular. Tras acabar su grado universitario (2014-2017), cursó un máster en Bio- logía Molecular y Bioquímica en la Universidad Autónoma de Barcelona. Y en 2020, en plena pandemia, inició su doctorado en el Instituto Josep Ca- rreras de Badalona, centro de referen- cia internacional en la lucha contra la leucemia. A urelio M aroto O ctubre de 2024. La revista Na- ture Inmunology aceptó un artículo firmado por Andrés Gámez García-Cervigón. En ese mo- mento, pocos en su pueblo natal, La Solana, eran conscientes de la magni- tud del logro. Publicar en esa cabecera es un hito al alcance de muy pocos. Ni él mismo daba crédito. Sin embargo, este joven investigador lo consiguió con solo 29 años. Toda una rareza. Toda una proeza. Todo un espalda- razo a una carrera que apenas da sus primeros pasos. Y que apunta muy alto. Doctor en Biomedicina por la Uni- versidad de Barcelona, acaba de reci- bir un accésit de la Sociedad Española de Bioquímica, que reconoció su tesis como la segunda mejor a nivel nacio- El joven científico solanero sueña con encontrar nuevos tratamientos contra el cáncer El tema
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