GACETA DE LA SOLANA 314
Gaceta de La Solana 14 Semana Zarzuela G abriel J aime R ecientemente casado, Ramón López llevaba una plácida vida en 1984. Compaginaba su tra- bajo en el taller con su afición al canto en el coro de Santa Catalina. Alguien se percató de sus dotes interpretati- vas y le propusieron formar parte de un novedoso proyecto cultural. “Yo, que no sabía decir que no, acepté sin pensarlo”. Aquello fue el germen de una larga trayectoria en la Asocia- ción Cultural Amigos de la Zarzuela (ACAZ), donde lleva más de cuarenta años representando y promoviendo el género lírico. “Canté cosas de tenor siendo ba- rítono-bajo, y ahora pienso: ¿Cómo me atreví?”, admite con humildad. En realidad, siempre se sintió más actor que cantante. “Lo mío es moverme en escena, me siento más libre”. Sus apti- tudes artísticas le permitieron encar- nar personajes de carácter, teniendo el privilegio de ser el primer ‘Juan Pe- dro’ local en La rosa del azafrán . “Es un papel muy agradecido, tanto en lo musical como en lo teatral”. Precisa- mente, debutó en el Cine Cervantes en 1985, cantando El Sembrador en solitario, bajo los acordes de la or- questa dirigida por Andrés Uriel. El colectivo comenzó a poner en escena fragmentos sueltos en varias antologías, hasta que llegó el estre- no de la obra completa interpreta- da por solaneros, el 19 de marzo de 1988. “Fue un hito para el pueblo. Vi a hombres en la primera fila llorando de emoción, algo inolvidable”. Ramón habla de un éxito grupal, fruto del entusiasmo común. “Nadie era profe- sional, cada uno venía de su trabajo, pero nos subíamos al escenario con una gran ilusión, que es lo que más me enorgullece”. Esa piña humana ha sido la clave para que la Semana de la Zarzuela cumpla 42 ediciones, afirma. “Siempre hablamos en plural: hemos, somos, vamos… esto es una labor de todos”. La rosa como estandarte Desde entonces, La rosa del aza- frán se ha convertido en el estandar- te de la asociación y pone la guinda a cada festival. Después, vinieron otros títulos con nuevas caracterizaciones para Ramón. Hizo de ‘Juan’ en Los gavilanes , de ‘Vidal’ en Luisa Fernan- da , de ‘Miguel’ en La parranda y de ‘conde Don Diego’ en El huésped del sevillano . También ha protagonizado papeles más secundarios, así como roles principales en varias obras tea- trales interpretadas por la ACAZ. Con el tiempo, bajó del escenario para cen- trarse en la organización, donde ac- tualmente es vicepresidente. Aun así, todavía no se ha cortado la coleta actoral. El año pasado hizo el papel de ‘Don Generoso’ en La rosa del azafrán , que ha repetido en la pre- sente edición. “Es una forma de matar el gusanillo de las tablas”, confiesa en- tre risas. Entre sus zarzuelas favoritas están La tabernera del puerto , La le- yenda del beso y El barberillo de Lava- piés . “Me gustan las grandes, y sobre todo, cuando están bien hechas”. Tras más de cuatro décadas en la ACAZ, Ramón reconoce que el gru- po vive un momento de madurez. “Hemos sabido evolucionar con el tiempo, sin perder la esencia”. “El coro suena divino”, dice con sana al- tivez. Sin embargo, reconoce algunas carencias. “Faltan voces masculinas. Las mujeres se lanzan más, pero los hombres...”. Luego está el relevo ge- neracional, un tema delicado en estos tiempos. “Ojalá llegaran más jóvenes, pero la sociedad de hoy va por otros “Hemos sabido evolucionar sin perder la esencia” Ramón López lleva cuatro décadas trabajando por la Semana de la Zarzuela, destaca el salto cualitativo, admite las dificultades y mira al futuro con esperanza: “Mientras haya gente echando carne el asador, la zarzuela tendrá futuro”. Ramón López, en el papel de Don Generoso
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