GACETA DE LA SOLANA NÚMERO 313
Gaceta de La Solana 5 Reportaje la feria y te lo gastabas ya no había va- caciones”, subraya la gerente de Polmar. La pandemia: previsión, seguros y todo cerrado La COVID-19 supuso un antes y un después en la forma de organizar viajes. Desde entonces, los seguros de cance- lación y asistencia se han convertido en imprescindibles, sobre todo en los des- plazamientos internacionales. “Antes, los precios eran fijos, publicados en folletos impresos y daba igual qué fechas escogie- ses porque el precio iba a ser el mismo”. Hoy, las tarifas varían cada día en función de la demanda. Por eso, muchos viajeros reservan con más antelación, como es el caso de los cruceros, que llegan a contra- tarse hasta con un año de margen. La pandemia marcó también la ne- cesidad de llevar todo cerrado y reser- vado. Entradas a espectáculos, visitas guiadas o excursiones que antes se contrataban sobre la marcha, ahora se reservan con semanas de antelación. A ello se le suma la cancelación flexible. En años anteriores, apenas se recomen- daba y muchos viajeros no la cogían porque tenían claro que iban a viajar sí o sí. Sin embargo, el Covid demostró los riesgos, quienes habían reservado con tarifas no reembolsables se vieron atrapados, ya que no podían recuperar el dinero salvo en casos excepcionales, como cuando algunos hoteles no abrie- ron sus puertas por la pandemia. El precio, el gran dilema La gran incógnita es si tras la pande- mia el miedo o los precios frenarían los viajes, pero la realidad fue que en 2020, pese a que viajar era barato, los hoteles estaban casi vacíos y la limpieza era ex- trema, la gente no se movió por miedo y falta de recursos. En 2021 comenzó la re- cuperación, y desde 2022 hasta ahora ha sido un auténtico boom, todo lleno, aun- que los precios sean altos. “Si son caros, la gente ahorra durante todo el año. Lo que está claro es que no han dejado de viajar”, asegura. Aunque las preferencias de los viajeros no han cambiado en exceso, sí lo ha he- cho el coste de las vacaciones. “Hay clien- tes que lo que buscan es simplemente un techo donde dormir y ducharse, y otros que quieren estar cómodos y disfrutar de todas las comodidades posibles. Eso no ha cambiado”, explica. En apenas un año, los precios han subido entre un diez y un doce por ciento, dependiendo del destino. Y si se compara con 2020, el incremento se sitúa en torno casi al veinte. “Yo recuer- do vender vacaciones en 2020 por 300 o 400 euros, era ideal viajar en esas fechas y ahora eso es impensable”, señala. Esa subida obliga a muchos viajeros a replantearse sus opciones. Algunos prefieren reducir días para mantener el presupuesto, mientras que otros optan por ahorrar durante meses con tal de no renunciar a la calidad. En cualquier caso, lo que predomina es la voluntad de viajar, incluso aunque los precios sean altos. Hoteles frente a apartamentos: comodidad frente a precio En la eterna comparación entre hotel y apartamento, la mayoría sigue inclinán- dose por los hoteles, sobre todo los que ofrecen pensión completa o todo inclui- do. La explicación es sencilla, ya que las vacaciones se entienden como un tiempo de descanso absoluto, sin cocinar ni lim- piar. “A la gente le tira más el hotel que el apartamento, porque son las auténticas vacaciones”, aclara María José. Aun así, los apartamentos tienen su público, es- pecialmente entre los jóvenes, que valo- ran el precio más bajo y la flexibilidad de horarios. También las familias numerosas encuentran en ellos una forma de ahorrar, aunque muchas veces acaben echando de menos las comodidades de un hotel. Los cambios en la manera de viajar son, en el fondo, un reflejo de cómo ha cambiado la sociedad. La vida es más abierta, los jóvenes cuentan con ma- yor independencia y los padres son más permisivos. Internet permite reservar en segundos lo que antes llevaba semanas de gestiones, aunque también ha traído riesgos como las estafas, lo que mantiene a muchos fieles a sus agencias de confian- za. “La vida ha cambiado, y en los viajes se nota. Antes, la gente joven apenas salía, ahora no hay miedo a descubrir el mun- do”, concluía María José. María José Díaz-Cano atiende a GACETA
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