GACETA DE LA SOLANA NÚMERO 313

Gaceta de La Solana 36 Reportaje Foto Chacón: cien años iluminando recuerdos La saga de fotógrafos que inició un solanero cumple un siglo, justo cuando Juan Félix Chacón bajará la persiana de su estudio en la plaza por jubilación. A urelio M aroto C on sus viejas cámaras de fuelle y el ojo entrenado para atrapar la luz, los fotógrafos de antaño se convirtieron en cronistas inmortales de La Solana. Sus retratos en blanco y ne- gro y sus escenas callejeras o de campo, no solo guardan rostros, acontecimien- tos señalados y paisajes, sino también la esencia gráfica de un pueblo que apren- dió a mirarse en aquellas placas de cris- tal y en los primeros carretes de celuloi- de. Gracias a ellos, hoy podemos viajar en el tiempo y redescubrir la verdad de una tierra que nunca se dejó olvidar. Francisco Chacón Moreno era un herrero de La Solana, donde los yunques ya tintineaban desde hacía tiempo forjando las hoces de España. Un buen día del año 1925, pasó por su fragua un vendedor ambulante con una cámara ‘minutera’. Decidió comprársela. Probablemente, no era consciente de que estaba poniendo la primera piedra de una dinastía de fotógrafos. Su hijo, Francisco Cha- cón Martín-Albo, tenía por entonces 4 años y fue el primer heredero. Co- menzó a viajar a las ferias de los pue- blos. Haciendo fotos, naturalmente. Fotos de aquellas donde el fotógrafo de turno ‘echaba el retrato’ con una rústica –pero efectiva- cámara de ca- jón. Empezó a trabajar en su patio de la calle Veredas y a ganarse la vida con un oficio por entonces poco rentable. Podía la pasión. Juan Félix Chacón Funes (Tomello- so, 1961), es uno de sus ocho hijos. A punto de jubilarse, el azar ha querido que lo haga coincidiendo con el cen- tenario del negocio familiar. Lleva 33 años regentando su céntrico local de la Plaza Mayor, aunque vino a La So- lana siete antes, en 1985, y estuvo en otros enclaves de forma provisional. “Mi padre le pidió a Antonio Serrano dejarle su estudio dos meses para ha- cer las renovaciones de los carnés de identidad, y como iba bien la cosa de- cidimos seguir”. Así fue el reencuen- tro con su pueblo natal, que ya no de- jaría hasta su retirada. Murió en 1997. Tomelloso-La Solana, un trayecto eterno Juan Félix cumple 40 años en La Solana, yendo y viniendo a diario desde su pueblo natal, Tomelloso. Na- die conoce la carretera C-310 como él. Pero sarna con gusto no pica. La fotografía la lleva en la sangre. “Con catorce años me iba a las bodas con un flash de apoyo; me gustaba el oficio de mi padre”, nos dice. Eran años de fo- tos de estudio para bodas, comunio- nes, familias, DNI y cosas parecidas. También acudía a romerías, ferias o procesiones de Semana Santa. ¡Hazle una foto al niño!, le decían a menu- do durante aquellos eventos sociales. “Entonces empezamos a ganar dine- rillo”, admite. De otra manera, hubie- ra sido imposible sacar adelante una prole de ocho. Casi todos los varones se han dedicado al oficio de la foto- grafía. Incluso tras el fallecimiento del padre, los hermanos mantuvieron el negocio juntos. Hace solo diez años que decidieron separar sus caminos. Francisco Chacón con una vieja cámara minutera

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