GACETA DE LA SOLANA 310
Gaceta de La Solana 56 Nuestra Historia D esde hace muchos siglos, dos importantes poblaciones man- chegas, La Solana y Argamasi- lla de Alba, tienen una Virgen patrona en común y, lo más curioso del caso, con una sola imagen para su devoción oficial, que se ejercita por riguroso tur- no. Es la Virgen María de Peñarroya. En el año 1198, Alfonso VIII curó en parte su desastre en Alarcos (1195) con la conquista del castillo de Peñarro- ya, sobre el río Guadiana, a tres leguas de las lagunas de Ruidera. De ahí par- tió la advocación y el fervor mariano, pues, andando el tiempo, se estableció el patronazgo de esta Virgen, que to- mara el nombre del bastión y del paraje Peñarroya (peñas rojas), en favor de di- chas localidades. Ayudaron al rey Alfonso las Órde- nes Militares de Santiago y San Juan de Jerusalén. La Solana se enclavaba en la jurisdicción territorial santiaguista y Argamasilla de Alba, que nació des- pués, en la sanjuanista. Al tener estos pueblos suficiente entidad, ya en la Baja Edad Media pensaron, tanto por su exclusiva cuenta como de consuno, que la Virgen con el título de Peñarroya era “ideal” para constituirse e instituirse en patrona secular de ambos, gracias a “lo” de las Órdenes Militares influyen- tes en la comarca, y, sin más, aprobaron el amoroso patronazgo, y posiblemente sin discusión alguna. Para unirse más aún en el cariño y la devoción a María de Peñarroya, La So- lana y Argamasilla de Alba optaron por Las Órdenes Militares de Santiago y San Juan propiciaron una misma Virgen patrona –y una sola imagen– para dos pueblos manchegos La Solana, santiaguista, y Argamasilla de Alba, sanjuanista tener una sola imagen para los actos de culto oficial, decidiendo a la vez repar- tirla en tres lugares: los dos núcleos y la propia fortaleza de Peñarroya, a razón de unos cuatro meses en cada uno. El orden se establece de este modo: En enero, en su penúltimo lunes, La Sola- na, que ha tenido la imagen desde sep- tiembre, la retorna en galana romería al castillo, donde queda hasta el último domingo de abril, en que van a recoger- la los romeros de Argamasilla de Alba, para, cuando llega el segundo sábado de septiembre devolverla al castillo, donde la tomarán las gentes de La Solana has- ta enero, que la restituyen a la fortaleza. Es una rotación que nadie osa quebran- tar y que sin la menor duda tendrá la misma duración que los dos pueblos “peñarroyeros”, esto es, toda la vida. Es una costumbre más que nunca elevada al rango de ley. Las romerías son cuatro, a dos por pueblo y a la ida y a la venida de la ima- gen. En cada municipio, la imagen es vestida y luce carroza independiente- mente del ropaje y atavíos que dispone el otro. En este punto, como en los des- files, cultos, actos y ceremonias, existe una absoluta independencia. Ya es su- ficiente con que Argamasilla de Alba y La Solana gocen la misma advocación mariana, la misma imagen y los mismos derechos en el santuario del castillo árabe de Peñarroya, aunque el enclave, como el terreno que lo circunda, per- tenezca al término de Argamasilla de Alba. ¿Rivalidades de algún tipo, roces por tal o cual cuestión, presunción de méritos, celos…? Nada en absoluto. Fue tan firme el acuerdo inicial y tan her- mosa la circunstancia, que todo discu- rre sobre ruedas y entre flores: divina- mente. Así deberían ser otras cosas en este mundo. Miguel García de Mora (artículo publicado en 1986) La Virgen de Peñarroya regresa a La Solana en septiembre.
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