GACETA DE LA SOLANA NÚMERO 304

Gaceta de La Solana 50 Colaboraciones La Solana y el Santo Cristo del Valle de Santa Elena J osé V icente R odríguez B ellón F ue hace más de 4.000 años cuando los íberos se asenta- ron de manera estable en las tierras pertenecientes en la actualidad a los términos municipales de la La Solana y San Carlos del Valle. A partir de ese momento, los alrede- dores del río, actualmente conocido con el nombre de Azuer, comenzaron a cultivarse por estos primeros pobladores que además levantaron primitivos asentamientos en los que re- fugiarse y defenderse. Muy cerca del río y de la llanura, las sierras del Cristo y del Peral se levantan con forma de mura- lla. En dichas sierras, también se construyeron asentamientos íberos en altura de los que hoy somos conocedores de su exis- tencia gracias a los estudios arqueológicos. Diferentes investigaciones han permitido dilucidar la in- terdependencia económica y defensiva que entre todos estos primeros moradores existía. Los pobladores de los asenta- mientos de la sierra: cuidaban del ganado, hacían productos lácteos, cazaban y defendían el valle y la llanura. Por otro lado, los pobladores de los asentamientos ubicados en la lla- nura junto a la masa de agua del Azuer: cultivaban la tierra, intercambiaban semillas, cocían obras de barro y tejían. Tras los íberos, fueron los griegos, los romanos, los visigodos y más tarde los musulmanes los que continuaron viendo en es- tas tierras pertenecientes al ager de Laminium, actual pueblo de Alhambra, lugares idóneos en los que vivir de la tierra, la caza y el ganado. Entre los siglos XI y XII, los campos manchegos fueron espectadores de batallas continuas entre cristianos, que que- rían reconquistar la Península Ibérica, y musulmanes que se negaban a abandonar las tierras que unos siglos antes habían conquistado desde el norte de África. La gran batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, fue clave en ese proceso de Re- conquista. Los reyes cristianos y las órdenes militares, entre las que se encontraba la Orden de Santiago, libraron esa gran batalla contra los musulmanes en la que fueron vencedores los seguidores de Cristo. Al parecer, las tropas cristianas se encomendaron a la Santa Cruz de Jerusalén descubierta por Santa Elena en el siglo IV, siendo esta la que, milagrosamente, les otorgó el triunfo en la batalla. Después de esa batalla, la Orden de Santiago comenzó a ser la encargada de explotar y repoblar las tierras en la comar- ca conocida como el Campo de Montiel. En un primer lugar, se levantó la encomienda de Alhambra, de la que más tarde se separaron la encomienda de la Membrilla del Tocón, la de La Solana o la de Carrizosa. Entre los terrenos que se le ce- den a la encomienda de Membrilla, se encontraba un valle en el que, probablemente, por ser en aquella época un lugar de paso para caminantes, la Orden de Santiago levantó, a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, una ermita dedicada a Santa Elena, la Santa descubridora de la Cruz de Cristo que años antes había ayudado a replegar a los musulmanes hacia el sur peninsular. Junto a la ermita, había una venta en la que numerosas personalidades de los siglos siguientes pudieron albergarse de camino a Castilla o a Andalucía. En las Relaciones Topográficas mandadas a realizar por Felipe II, se puede leer la respuesta de la villa de La Solana acerca del voto que tenía que cumplir el pueblo solanero en Plaza Mayor de San Carlos del Valle.

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