GACETA DE LA SOLANA NÚMERO 302

Gaceta de La Solana 56 Nuestra historia H ace veinte años, en 2003, se in- auguraba en La Solana el Tea- tro Tomás Barrera Saavedra, nombre escogido en homenaje al com- positor de zarzuelas natural de este pue- blo. En 1986 se le había dedicado una calle en el centro de la localidad, con- cretamente la calle Don Jorge, ya que en el número 8 nació el 13 de febrero de 1870. Recibió sus primeras leccio- nes musicales del organista de la iglesia de Santa Catalina, Diego del Rey. Más tarde se examinó por libre en el Con- servatorio de Madrid. Asistió a clases de armonía con don Valentín Arín, y de composición con el maestro Chapí, del que fue su alumno predilecto. Ya con el título, regresó a La Solana y por deseo de su madre, que lo quería tener cerca, opositó a la plaza de orga- nista de Manzanares, cuyas pruebas se celebraron en Ciudad Real, quedando el número uno. Pero sus deseos seguían otro camino, así que decidió trasladar- se a Alicante, donde trabajó en un al- macén de instrumentos musicales y lo compaginaba con los estudios de violín y piano en la Escuela de Música y De- clamación. En 1895 obtuvo el primer premio en la especialidad de armonía en la Escuela Nacional de Música y De- clamación de Madrid. El compositor Ruperto Chapí lo co- locó en la orquesta del Teatro Apolo, donde el 26 de enero de 1900 estrenó como compositor la zarzuela ¡A cuarto y a dos!, en colaboración con Rafael Ca- lleja. Y en este mismo año estrenó otras tres obras: Tiempo revuelto, La señora capitana, y El fondo del baúl . El 15 de julio de 1905 estrenó en el Teatro de la Zarzuela una de sus obras más emble- máticas, Emigrantes , que contiene la famosa romanza Adiós Granada , cono- cida popularmente como “Granadinas”, grabada en 1916 por el tenor italiano Tito Schippa e interpretada hasta hoy por artistas de renombre como Miguel Fleta, Alfredo Kraus, Pedro Lavirgen o José Carreras. Aquí va un fragmento: Adiós, Granada, Granada mía, ya no volveré a verte más en la vida. Ay, me da pena vivir lejos de tu vega y del sitio en que reposa el cuerpo de mi morena. No se olvidó el compositor de su tierra manchega, la obra El carro de la muerte (1907) tiene inspiración qui- jotesca, en la zarzuela La hija del mar (1912) con la canción del trillador evo- ca labores del campo: Poco a poco se siegan los trigos; poco a poco se trilla la mies; poco a poco se lleva al granero poco a poco se gasta después. En 1929 compuso la canción Can- to a La Mancha , grabada en 1931 por el barítono Marcos Redondo. En ella aparecen referencias a Don Quijote, Ruidera, La Solana, Manzanares, el río Guadiana, etc. Porque Tomás Barrera ama La Mancha y así lo asegura su pai- sano, el pintor Gabriel García Maroto, en su artículo titulado “Barrera y los cantos regionales manchegos”, publica- do en El Pueblo Manchego (19/8/1914): “Luego, si sois manchegos y él lo sabe, os hablará de La Mancha con entusias- mo, poniendo en sus ojos toda una vida de lucha ruda y cruel contra ex- plotadores del Arte, contra arrieros y tahúres que hicieron del Arte su nego- cio. […] Tomás Barrera es un músico de grandes vuelos, su nombre va de boca en boca, es famoso Tomás Ba- rrera. Y sin embargo, si queréis hacer que su voz vibre de entusiasmo, y que sus ojos pícaros se animen, no le ha- bléis de sus éxitos, de sus estrenos, de su nombre bañado en gloria; habladle de la Mancha, de estas pardas llanuras que son lugares de poema, habladle de Tomás Barrera, la zarzuela y los cantos regionales Escena de 'La señora capitana', de Tomás Barrera, en el teatro recién estrenado (2003). Tomás Barrera cultivó el género de la zarzuela.

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