GACETA DE LA SOLANA 300 MAYO-JUNIO 2023

Gaceta de La Solana 42 Cultura 1 981 queda lejos en el tiempo. O quizás no tanto, según se mire. “Solo” han pasado 42 años, el tiem- po exacto desde que Ramona Serrano Posadas se hizo cargo de la Biblioteca Municipal de La Solana. Corrían los primeros años de la nueva democracia y la calle Concepción era la sede de nues- tra biblioteca. Ramona llegó con la mis- ma ilusión con la que se va, cumplida su edad de jubilación. GACETA le dedicó una entrevista hace un año y cuando le preguntamos por su ya cercana retirada exclamó: “¡No quiero ni pensarlo!” Pero ha llegado el momento. Echaremos de menos su voz sosega- da, casi susurrante, su sonrisa amplia y Pieza clave en la cultura solanera Fue uno de los últimos actos que presidió el anterior alcalde, Eulalio Díaz-Cano, que aprovechó para felicitar a Ramona Serrano por su jubilación y agradecerle su ejecutoria durante todo este tiempo. “Ha sido una pieza funda- mental en la cultura solanera”, declaró. A urelio M aroto L aveteranadirectoradelaBiblioteca Municipal, Ramona Serrano Po- sadas, se despidió de su actividad laboral con un evento de gran relieve. El pasado 12 de junio se celebró en La Solana una jornada técnica que reunió a medio centenar de bibliotecarios de la provincia. Un foro que puso en valor el papel clave de estas instituciones como actor cultural de nuestros pueblos. Se pudo conocer y debatir sobre el hoy y el mañana de nuestras bibliotecas, de asuntos tan candentes como los clubes de lectura virtuales, el rol de las biblio- tecas en los municipios más pequeños o los próximos desafíos desde el punto de vista legal, entre otros asuntos de ca- lado. María Antonia Moreno Mulas o Ana María Méndez fueron algunas de las principales ponentes. Las bibliotecas como motor cultural de los pueblos Jornada Técnica sobre bibliotecas. Érase una mujer pegada a una biblioteca… su porte tranquilo. Será difícil acostum- brarse a una biblioteca sin Ramona. En aquella entrevista nos dijo que su libro favorito es La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero . En efecto, no hay nada más ridículo que pensar en que no volveremos a ver a Ramona Serrano por “su” biblioteca, aunque sea para un préstamo. Ramona Serrano junto a su querida biblioteca.

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