GACETA DE LA SOLANA NÚMERO 295

Gaceta de La Solana 28 Entrevista G abriel J aime El sacerdote Jesús Navarro Ortiz ha culminado su periplo pastoral en La Solana. Tras seis años desempeñando su labor en la parroquia de San Juan Bautista de la Concepción, cambia de rumbo con una nueva misión que cum- plir en Villarrubia de los Ojos. Al prin- cipio, estuvo solo en el templo trinitario hasta la llegada de Eduardo Guzmán, un año después. Tras la marcha de éste, también compartiría sacristía con Fran- cisco Javier García de León. Los tres sa- cerdotes serían párrocos in solidum del antiguo convento durante esta etapa. Jesús llegó con ilusión, ganas de apren- der y servir a los demás, según recono- ció públicamente. Bien acogido desde el primer día, ha transmitido la palabra de Dios con una cuidada evangelización, manteniendo una perfecta comunión con sus feligreses y pueblo en general. Ante su inminente cambio de destino, conozcamos en profundidad a alguien que ha dejado huella, en lo personal y en lo profesional. ¿Qué es lo que más le gusta de su profesión ? El amor. El sacerdocio se basa en ayudar a la gente a descubrir el gran amor de Dios y ayudar a vivir amando a Dios y al prójimo. Es difícil, pero apasionante. De no haber sido sacerdote ¿Qué le hubiera gustado ser? Padre. ¿Tiene algún sueño profesional? No. El sacerdocio me está permitiendo dedicarme a otras profesiones que me atraen: educación, comunicación, tra- bajo social, artes... ¿Cómo ha sido su experiencia en La Solana? Rica en valores y experiencias de Dios. Me he sentido acogido, integrado en el pueblo y en la parroquia. He compar- tido muchos momentos de oración, de amistad, de trabajo y de buenas con- versaciones con mucha gente. La So- lana tiene mucha riqueza humana. En lo pastoral he aprendido mucho. Creo que todo lo que hemos propuesto en la parroquia ha sido acompañado por un grupo de gente y no hay nada que no haya salido adelante. Eso es un gran regalo. ¿Cómo son los feligreses solaneros? Son muy serviciales, trabajadores y dis- puestos a arrimar el hombro. Escuchan atentos y saben querer. También están muy apoyados en las tradiciones, en el “siempre se ha hecho así”, lo que, a veces, ‘Los solaneros son serviciales, escuchan y saben querer’ Jesús en su despacho de La Solana.

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