GACETA DE LA SOLANA Nº291 - NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2021

Gaceta de La Solana 74 Colaboraciones Cartelera de la película 'Tocata y Fuga de Lolita'. Cuando el destape llegó al cine P aulino S ánchez D elgado (C ronista O ficial de la V illa ) D esde hace años vengo publicando en GACETA, coincidiendo con la ce- lebración del Festival de Cine y Vino, una serie de artículos sobre el cine en La Solana. Precisamente, al conocer el cartel anunciador de este año, he querido recor- dar la llegada a las pantallas, especialmen- te a las solaneras, del llamado “cine de destape”. Quizás las actuales generacio- nes no entiendan aquel fenómeno, porque las imágenes de cuerpos desnudos y es- cenas de actos sexuales son algo cotidiano en pantallas, sean grandes, medianas o pequeñas. Sin remontarnos a la censura que durante muchos años estuvo vigilante, sí vamos a recordar ese cine que llegó con los aires de la restaurada democracia, en los años 70 del pasado siglo. No obstante, ya en los últimos años del anterior régimen comenzaron a permitir- se escenas impensables poco antes. Un ejemplo son las exhibiciones de cuerpos en las playas, que en los años 60 ya se podían contemplar en el cine. Nos viene a la mente Cuarenta grados a la sombra o El turismo es un gran invento . En aquellos años del “desarrollismo” eran muchos los turistas que visitaban las costas españolas y si los dirigentes querían que trajeran di- visas, no podían impedir que llegaran con los bañadores de los años 20. El bikini era algo habitual, en las playas y también en las pantallas, con españolitos como Alfredo Landa o José Luis López Váz- quez, entre otros, locos por ligarse a las espigadas y rubias suecas que se pasea- ban por Marbella o Benidorm, siempre con pequeñísimos bikinis. Hay que recordar el primer bikini blanco que lució la escultural Úrsula Andress en la película 007 contra el doctor No, emergiendo de las aguas en una playa caribeña. De los bikinis se pasó a lo que pode- mos denominar primera fase del destape, es decir, aquella donde muy tímidamente aparecían en la pantalla los pechos desnu- dos de una mujer. Por ejemplo los de Am- paro Muñoz en la película Tocata y fuga de Lolita, cuando la protagonista se despren- de del sujetador y se vuelve a la cámara unas décimas de segundo. La película se exhibió en las pantallas, también de La Solana, cuando aún era Jefe del Estado Francisco Franco. Sin embargo, entre la muerte de Franco y las elecciones de junio de 1977, ya esos pechos antes prohibidos o que aparecían en décimas de segundo, se fueron haciendo más frecuentes. De ahí se pasó a las películas conocidas como Emmanueles , en las que el decorado se limitaba a una habitación con su cama, dos cuerpos desnudos y poco trabajo para los guionistas, porque los diálogos casi se reducían a sonidos guturales de los pro- tagonistas. Aquella saga supuso un impor- tante éxito de taquilla con masiva asisten- cia a las salas, incluso en el Cine Cervantes se proyectaban los lunes pases especiales para las personas de edad, es decir para los socios del Hogar del Jubilado y del ca- sino. Luego llegó el momento del primer desnudo integral del cine español. Fue en la película La trastienda , protagonizada por María José Cantudo. Como ocurre con la mayor parte de las modas, lo que al principio fue una novedad, pasó a ser algo habitual, haciendo normal que aparezcan escenas de cama o desnu- dos. Y no solo femeninos.

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