GACETA DE LA SOLANA Nº290 - SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2021

42 Gaceta de La Solana Caminar y contar Las hijas de aquel maestro H emos vuelto a encontrarnos a Esther y Carmen en Madrid, donde residen desde que lle- garon de dos lugares de La Mancha: primero, Atienza, donde nacieron, y después La Solana, en los años sesenta. Llegó un joven maestro con su esposa y sus tres hijos. Otra buena historia de las muchas en tantas poblaciones de España, la vida de los maestros (y ellas, naturalmente) que iban y venían, y a quienes tantísimo tenemos que agra- decerles. Don Alfredo Casala, natural de Sevilla, fue uno de ellos; además, fue nuestro primer y único maestro. Cuando pasamos por la biblioteca es como si viéramos la escuela, la puerta, las ventanas… Y al maestro en su mesa. Nuestros pupitres, tinteros, los ejempla- res de la enciclopedia Álvarez, un vaso de leche y nuestros abriguitos colgados de las perchas. Y hay que celebrar que ahora haya otros niños y libros, y mu- chos libros. Les hemos recordado a Carmen y a Esther algunas cosas, como cuando iba una de las dos (las dos juntas hubiera sido el no va más) a la escuela a darle un recado a su padre. Se hacía el silencio, minutos de descanso, y mirada atentísi- ma, tímidamente, al escenario; perdón, al encerado. Ellas, claro, tenían su cole- gio de niñas y recuerdan perfectamente aquellos años con las monjas y con una querida maestra llamada doña Gloria. Y muy aplicadas salieron de La Sola- na, tierra de letras y de artistas de pincel, o de futbolistas destacados de Prime- ra División (el último, por ahora, Iván Romero en el Sevilla), hasta convertirse en una afamada pintora como Esther, y en una escritora y poeta como Carmen, ‘Carmina’ en esos mundos literarios, ca- paz de ganar concursos dentro y fuera de España y de que sus poemarios sean traducidos a varios idiomas. Ah, decir- les también que Esther fue elegida Rei- na de las Fiestas de La Solana a los 18 años, y del carnaval con 15. Bellos mo- mentos que guarda en fotos en blanco y negro hechas por aquellos legendarios fotógrafos como Pepe Rubio, que tantí- simas veces acompañó a “El Cordobés” por las plazas. De La Solana, guardan mucho cariño a todo: lugares como el parque, la plaza, o el casino, por su pa- dre y por aquellos bailes tan elegantes… Esther ahora frecuenta El Retiro, donde ha pintado muchos cuadros. Estudió su carrera en la Escuela de Artes Aplica- das, y es diplomada en Interiorismo. Y profesora de baile de salón, con alum- nas de todas las edades. Se emociona ahora, como siempre que recuerda esta historia: En el año 2000 hubo unas gra- ves inundaciones en Mozambique y contaron las crónicas el drama de una mujer embarazada subida a un árbol so- bre las aguas infestadas de cocodrilos… Y surgió un milagro, una niña, Rosita, a la que dio allí a luz; su abuela y otras personas las acompañaban. Esther vio luego una foto de la niña y le hizo un cuadro sublime, histórico. Mientras tanto, Carmen presentaba libros por todas partes. No olvidará ja- más las tardes aquellas –primeras tardes con Carmina– junto a su padre leyendo, recitando; siempre tenía un libro en las manos. Suyos y de la antigua biblioteca de La Solana. ¡Tanto daría charlar con tiempo con las hijas del maestro! Cómo nos hubiera gustado hacerlo con el pro- pio maestro; gracias siempre, don Al- fredo. En La Solana se le recordará con tanto cariño como a todos los que ha habido, ellos y ellas. Y terminamos hablando con Esther y con Carmen de cine. Un pariente, José Díaz Morales, fue director de cine, de quien vimos hace poco “El capitán de Loyola” rodada en Alcalá con participa- ción de varios cuarteles. También diri- gió “La revoltosa”, con Carmen Sevilla. Luis Miguel García De Mora Carmen y Esther en el Monasterio de Silos, donde se brindó un homenaje en recuerdo al gran poeta Gerardo Diego

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