GACETA DE LA SOLANA Nº290 - SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2021

17 Gaceta de La Solana Reportaje Ramón León, el arte de unamano temblorosa El artista solanero exhibió sus maquetas en una llamativa exposición A urelio M aroto R amón León Díaz-Malaguilla sufre Parkinson desde hace diez años. Su mano derecha se resiste a quedarse quieta. Cuando el neurólogo le confirmó el diagnóstico, en seguida le dijo que esa mano necesitaba moverse, pero no sola, sino con otro tipo de movimiento. O sea, que su cerebro le diera órdenes constantes como terapia para frenar la progresión de la enfermedad. Dicho y hecho. Ramón comenzó entonces un nuevo camino, el de la creación artística. Nacía un futuro experto en maquetería. GACETA ya le dedicó un reportaje hace unos años, y desde entonces ha construido un buen número de maque- tas nuevas, hasta una decena de ellas, cada cual con su intríngulis. “Cada ma- queta me cuesta de tres a cuatro meses hacerla”, nos dice. Ha recreado monu- mentos emblemáticos de La Solana, en- tre ellos la iglesia de Santa Catalina, las ermitas del Humilladero y Santa Quite- ria, y hasta la plaza de toros. El proceso siempre es el mismo. “Uti- lizo madera reciclable de los palés, voy cortando tablas, haciendo molduras y uniéndolas con masilla y pintándolas”. Naturalmente, cada maqueta encierra su dificultad, sobre todo aquellas que tienen más florituras en su construc- ción. Es el caso de la Giralda de Sevilla, con la que también se ha atrevido. “Es una pieza muy grande, de más de dos metros, y no ha sido fácil recrearla”. Lo mismo le ha sucedido con las Torres de Londres, otro coloso que también se ha rendido a las manos de Ramón. Las ideas no faltan en su cabeza. Ahora piensa en la Basílica del Pilar de Zaragoza. Casi nada. “La cuestión es Ramón León junto a la maqueta de la torre de Santa Catalin. Al fondo, las Torres de Londres que la mano no pare, porque si la paro empeora la enfermedad”. Eso lo tiene claro. Así que no cejará en su empeño de seguir recreando grandes emblemas, tanto de La Solana como de España o el mundo. Nada se le pone por delante. Por cierto, no se cierra a vender sus creaciones, aunque reconoce que no ha pensado en un precio determinado. “Es difícil ponerle precio, aunque si alguien se encapricha de alguna pieza, pues ha- blando se entiende la gente”. Detalle de la muestra, con la Giralda al fondo

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