GACETA DE LA SOLANA Nº285 - DICIEMBRE 2020

Gaceta de La Solana 20 Ha sido noticia Nuestra comunidad dominica crece Cuatro monjas se incorporan al convento de San José. Ahora son once Comunidad dominica actual. Arriba sor Pilar, sor Carmen y sor María. En la fla del centro sor Bertha, sor Lucía y sor Gloria. Abajo sor Ángeles, sor Ana María y sor Dolores. Falta sor Paola, autora de la foto A URELIO M AROTO E n un momento tan difícil por otras circunstancias, siempre hay hueco para las buenas noti- cias. Y es una buena noticia que nuestro convento de San José haya aumentado su comunidad de monjas dominicas. Desde hace pocas semanas son 11 her- manas las que conviven en el recogi- miento de su clausura. Primero llegó sor Paola, de Sanlúcar de Barrameda, y después llegaron sor Bertha, sor Lucía y sor Gloria, procedentes del conven- to de la Encarnación, de Almagro, que desgraciadamente ha tenido que cerrar sus puertas. Todavía echamos de menos a las dos últimas que nos dejaron para siempre: sor Josefna y sor Dominica. Una institución de La Solana El convento solanero es uno de los gran- des patrimonios arquitectónicos de La Solana, fundado el 5 de agosto del año 1593 gracias al mecenazgo del bachi- ller Juan Díaz de Sabina, que fnanció el monasterio sobre unas antiguas ca- sas y una iglesia bajo la advocación del patriarca San José, de ahí su denomina- ción. Fue entonces cuando llegaron las primeras monjas a la nueva clausura, en concreto sor Lucía de Torres, sor Felipa de Santiago y sor Isabel de Jesús, que ve- nían de Granada, y Sor Francisca de la Trinidad, de Chinchilla (Albacete). Si exceptuamos el paréntesis de la Gue- rra Civil, el monasterio ha albergado madres dominicas de clausura de ma- nera ininterrumpida. Ahora, además, se está restaurando la parte de abajo del patio, se sustituirá el ladrillo rojo Bella imagen del claustro con el arco iris. por piedra, así como el pavimento. Damos la bienvenida a las nuevas her- manas, que ya habrán comprobado la enorme hospitalidad de aquellas que llevan más tiempo intramuros del vete- ranísimo convento solanero. Toda una garantía de que las emblemáticas cam- panas de su espadaña seguirán repican- do cada día. Bienvenidas a La Solana.

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