GACETA DE LA SOLANA 279

Gaceta de La Solana 4 Saluda del Alcalde Q ueridas vecinas, queridos veci- nos: De nuevo las luces de la Navi- dad nos invitan a celebrar las fiestas más entrañables del año, el nacimiento de Nuestro Niño Jesús. El mensaje cristia- no que nos hermana en el pensamiento que nos une. Diciembre es una tarde entrecortada henchida de silencio en el destino. Apenas queda día para el camino que busca despuntar en la alborada. Diciembre es una noche enamorada. Un vientre que acaricia el vellocino. Diciembre es un espacio cristalino colgado al calendario ante la nada. Es diciembre la edad de la esperanza, del canto que declina en alabanza y puede dar sentido al nuevo año. La Mancha en este mes es la corteza que puesta de rodillas ora y reza que todos sean ovejas del rebaño. Diciembre nos llega y nos sorprende aferrados a un espacio del calendario que concluye y que inevitablemente res- bala sutilmente de nuestras manos para arrastrarnos al nuevo año. Es tiempo de reflexión y de balance, de recordar a quienes nos han dejado en el transcurso del año y de abrazar con todas las fuer- zas a aquellos que han nacido. Apuro las tardes para recrearme en la niebla tendida que inunda nuestra plaza y nuestras calles. Me detengo. Contem- plo las ráfagas de luz de las farolas pre- tendiendo penetrar el tenue velamen, en tanto la noche va abrazando con sus sombras cada espacio y cada recuerdo. Y tengo la sensación de que vivo en el espacio más hermoso del mundo; de que puedo caminar por las calles en so- ledad sin que nadie me violente; de que alrededor la vida transcurre velozmen- te para llevarme a mañana; de que mi vida tiene sentido en comunión con la sociedad en la que vivo; de saberme uno más de mi comunidad en la que me afa- no por continuar viviendo en el medio rural que me vio nacer. Yo siempre he permanecido aquí, en este espacio de hermandad que me conmueve. Atravesando calles con- forme a mí me atravesaba la vida. Re- corriendo barrios conforme a mí me recorrían los años. Y aquí es donde quiero quedarme para siempre, en el medio rural de la luz y de los colores; en mi medio rural de la tarde tendida a la esperanza; en los campos sin fin donde las manos cultivan y miman nuestros frutos; en esta tarde de di- ciembre lenta y soñolienta mientras la niebla desciende silenciosa y espesa para ocultar mis lágrimas. No sé si será el cansancio o el saberme de nuevo en Navidad ante mí mismo, pero a veces me faltan las fuerzas para enfrentarme a los problemas ante los que me ha puesto la vida. Siento que soy un hombre sólo en soledad frente a la magnitud de los acontecimientos. María está a punto de dar a luz al Niño más importante del mundo en un simple pesebre de paja. Le fla- quean las fuerzas, pero es conocedora de la transcendencia de su causa. Está henchida de paz y fortaleza, asustada ante tamaña encomienda. Y sabe que lo tiene que hacer Sola, a pesar del do- lor físico y de que la persiguen para matar a su Hijo. Un hombre solo camina por las calles. En su espalda soporta un peso de años y de camino. En sus labios nunca falta una oración que le sostenga. Camina y reza, suplica y ora. Sonríe y sueña. Es un utópico, un soñador, un Quijote de alboradas y esperanzas. Avanza hacia mañana con paso decidido. Le aguarda el horizonte que nunca ha de alcanzar. Pero él continúa sin demora, un paso detrás del otro. Va al encuentro de sí mismo, colmado de fe. Sabe que es Na- vidad, encuentro y alabanza. Un Niño le guía en su camino, le lleva de la mano. Camina junto a él, sin que él lo sepa. Cada día, cada madrugada. Muy feliz Navidad. Luis Díaz-Cacho Campillo Alcalde de La Solana

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