GACETA DE LA SOLANA Nº274
Gaceta de La Solana 29 Reportaje en chocolate crujiente y babaroise de caramelo. Sonaba bien. “Fui a lo seguro, con algo rico, bonito y sabores básicos”. La idea surgió el día de antes en función de la vajilla que eligió junto a su padre. Él puso el contenido y su progenitor el continente. Participó con el dorsal número 1263, “que igual me lo tatúo”, y le tocó expo- ner su creación el segundo. Un equipo de producción y varios ‘culinarios’ (co- cineros que ayudan a los candidatos), probaron y evaluaron la receta. Los primeros preguntaban temas de perfil personal, y los segundos sobre la ela- boración del plato. El jurado tenía que deliberar antes de comenzar ‘el ritual de la cuchara’ que premiaría a 20 partici- pantes. “Ese tiempo se me hizo eterno, el corazón mi iba a mil y me temblaba todo”. “El tribunal es muy serio y pro- tagonizan una escena más propia de un funeral”. Llegado su turno, relata: “la redactora se paró ante mí y se me paró el mundo. Hizo un amago de seguir sin detenerse y pensé que se había acabado todo, pero al segundo se volvió y me entregó la cu- chara de madera”. Víctor se puso a llorar como un niño “fue el mejor momento de mi vida y aún me emociono cuan- do me acuerdo”. Sus padres estaban en otra sala esperando impacientes y la sorpresa fue monumental. “Salí todo serio, moviendo la cabeza en tono de negación y con la cuchara escondida”. Cuando llegaron a ‘consolarle’, sacó la cuchara y se fundieron en un emotivo abrazo. “¡Qué momentazo, es como si hubiese ganado la Champions!”. Se convirtió así en uno de los veinte se- leccionados para la siguiente fase, que se celebró por la tarde. Debían cocinar un plato libre con un ingrediente secre- to ante la atenta mirada de los expertos. Reconoce que ‘flojea’ con los pescados y miró recetas en internet, por si aca- so. No hizo falta porque la caja sorpresa contenía un solomillo de cerdo. Tenían media hora. Reconoce que se complicó algo porque lo hizo envuelto en hojal- dre al estilo Wellington, acompañado de un sofrito con cebolla, ajo y piñones con caldo de verdura y salsa de queso manchego. “Había una cocina, un su- permercado y hasta un médico sólo para mi ¡Un paraíso para un cocinero!”. ‘Siempre decía algo de La Solana’ Volvió a responder a innumerables pre- guntas personales para ver su reacción ante la cámara. “Ahí me solté y fui yo mismo. Me lo tomé como un juego. Siempre que podía decía algo de La So- lana y creo que eso les gustó”. Las pre- guntas eran diferentes para todos y cada concursante era muy distinto al resto. “Buscan que tengas una base de cocina, pero también que des juego porque el programa es un reality”. “Puedes hacer un buen plato y no transmitir o hacer un mal plato y ser un ‘personaje’”. “Es como la película, tiene que haber un bueno, un feo, un malo…”. Tras la cata de los culinarios les dijeron que ya le llamarían. Tocaba esperar. “Aquellos días se me hicieron eternos porque sabía que mi vida podría dar un giro total en poco tiempo”. Entrar en el concurso suponía estar tres meses ais- lado en una casa, sin móvil y con lla- madas controladas. Los fines de sema- na reciben clases de cocina, los lunes y martes se graba en plató y los miércoles y jueves son las pruebas de exteriores. La contestación le llegó vía email mientras preparaba roscones de Re- yes. “Fue un palo que no me cogieran y una cierta desilusión para mi familia. Ese momento fue de bajón, pero mis compañeros de trabajo me animaron y mi jefe me dijo que yo era mucho más que Masterchef, algo que me llegó muy adentro”. Reconoce que le hacía ilusión representar a La Solana y que se habla- ra de su pueblo en el programa. Durante la entrevista, guisada a fuego lento, reconoció que sigue el concurso, aunque no se considera un fan, “a fin de cuentas no es cocina de verdad, sino un show televisivo disfrazado de pro- grama de cocina”. Estará muy atento al primer programa de la nueva tempo- rada porque saldrán imágenes de los casting y… “quién sabe si pueda salir”. La cuchara siempre estará ahí “La cuchara estará siempre ahí”, presume. ¿Una segunda oportunidad?, No lo descarta, pero de momento se centra en su día a día. Actualmente trabaja y se forma en Moulin Chocolat, una afamada pastelería de Madrid junto al célebre repostero Ricardo Vélez, que fuera Mejor Pastelero de España. “En la co- cina tienes que cultivarte constantemente. Por cierto, en casa del herrero… “mi espe- cialidad son los postres, pero en casa hago más salado”. Tiene fama de hacer un arroz con leche extraordinario. Ganas de progre- sar no le faltan, “soy joven y tengo mil ilusio- nes por cumplir, con esfuerzo y sacrificio”. Pues nada, ¡Oído cocina y que tengas un dulce futuro! Durante la entrevista con GACETA
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